Las fiestas latinas 'de 15 años' son un negocio al alza en naves y restaurantes

Las familias invierten entre 2.000 y 5.000 euros en celebrar la puesta de largo de sus hijas

En Zaragoza, la limusina se ha convertido en un imprescindible para la chica y su corte.
En Zaragoza, la limusina se ha convertido en un imprescindible para la chica y su corte

La fiesta de los 15 años es un acontecimiento sin par para las adolescentes latinas. Muchos comparan esta celebración con una boda, y las familias, a veces, pasan años ahorrando para poder ofrecer a sus hijas una puesta de largo tan pomposa como significativa dentro de su cultura. El fenómeno no entiende de fronteras, y se ha convertido en un negocio en Zaragoza, donde se alquilan naves acondicionadas para celebrar las ‘fiestas de 15’, vaporosos vestidos en tonos pastel para que las muchachas luzcan "relindas", limusinas y un sinfín de detalles algo sobrecargados para el gusto local, pero que hacen las delicias de las adolescentes hispanas.


Al calor del negocio han surgido fotógrafos especializados y algunas empresas dedicadas a la organización de eventos han empezado a trabajar en este sector. El desembolso para las familias acaba siendo de entre 2.000 y 5.000 euros, y no son pocos los que piden préstamos a sus familiares.


Cuando no es posible, se lleva a cabo el ceremonial en casa (las chicas reciben sus primeros zapatos de tacón de manos de su padre y bailan un vals); pero otros prefieren contratar un ‘todo incluido’.


Sandy Bermeo N., colombiana afincada en Zaragoza, fue una de las primeras en ver la oportunidad. En la nave que alquila en el polígono de El Pilar hay fiesta latina casi cada fin de semana. "Tengo ya muchos días cogidos, y hay chicas que tienen que elegir una semana diferente a su cumpleaños porque no hay huecos", explica esta empresaria. Diseñadora de profesión, empezó ayudando a algunas compatriotas a coser los trajes de sus hijas y decorar los salones, y ha terminado creando su propia empresa, Brigitte Eventos. "En muchos cumpleaños, además, vienen chicos y chicas españoles porque forman parte del grupo de amigos de la joven", añade Sandy.


Natalia Sora, de la empresa "Pausa Eventos y Limusinas", trabaja con ella mano a mano. "La demanda para estas fiestas es cada vez mayor", explica. "Hay familias que quieren una organizada de principio a fin, con presentador del acto, decoración, comida, alquiler de trajes.... y es entonces cuando solemos derivarlos a Sandy", dice esta empresaria zaragozana. "Otros prefieren hacerlo en un restaurante, y también trabajamos con alguno que se está especializando en los quince años", reconoce. A ella y a su socia suelen alquilarles la limusina, que lleva a la fiesta a la quinceañera y a su corte (7 amigas que actúan como damas de honor y 7 chicos como caballeros acompañantes), además del ‘chambelán’, que es la pareja de la chica durante la velada.


Normalmente, la muchacha entra en la fiesta y se sienta en un trono, después de atravesar el pasillo formado por sus damas y chambelanes. Es entonces cuando suele hacerse el cambio de zapatos: normalmente, el padre (o un hermano o padrino) le quita a la chica sus zapatillas de niña y le pone unos tacones. Para todo el acto se contrata a un ‘speaker’ y es costumbre bailar un vals, para el que los jóvenes ensayan hasta 4 meses.


Además, explica Sandy, está de moda que la fiesta sea temática, por ejemplo, emulando al mundo de alguna princesa de Disney. Otros rituales son la lluvia de sobres (el regalo, un sobre con dinero, se deposita en un cofre) o las quince velas, que se disponen en un candelabro y que, a veces, se dan a las personas más allegadas.


Todo está amenizado por temas clásicos como los de Thalía ("Quinceañera"); Chayanne ("Tiempo de Vals"), Vicente Fernández ("15 primaveras") o Julio Iglesias ("De niña a mujer").