La pitonisa de Magallónpide once años de cárcel para el expresidente del Castellón

El empresario al que reclamó 161.000 euros por un conjuro de amor fallido asegura que fue estafado.

El que fuera presidente del Club Deportivo Castellón José Francisco Laparra, detenido en Magallón en febrero de 2013 por entrar en casa de la vidente Lucía Martín para recuperar los 161.000 € que le había pagado por un conjuro de amor fallido, podría ser condenado a penas que oscilan entre los dos años y ocho meses de cárcel que le pide la Fiscalía, y los once años y cinco meses que solicita la propia pitonisa. El Ministerio Público acusa al empresario valenciano de un delito de realización arbitraria del propio derecho –tomarse la justicia por su mano–, allanamiento de morada y amenazas. La denunciante añade la extorsión y el robo con violencia e intimidación en grado de tentativa.


El fiscal también acusa a las tres personas que acompañaban a Laparra –Carmen González, Youssef Lachhab y Juan José Rivas– cuando se presentó en el domicilio de Lucía Martín en Magallón y pide para cada uno de ellos dos años de cárcel y 4.800 € de multa, pena que la acusación particular, ejercida por el letrado Ignacio García Tábora, eleva a cinco años y cinco meses de cárcel.


José Francisco Laparra, sin embargo, se defiende de las imputaciones alegando que la víctima fue él y que se vio engañado por una «estafadora» que se aprovechó de la «situación de estrés» que estaba atravesando cuando le encargó un sortilegio de amor.

Su letrado, como el de Youssef Lachhab, José Palacín, piden la absolución de sus clientes y arremeten contra la ‘coach’ espiritual tachándola de embaucadora. Este último le dice al juez que la pitonisa se dedica al «engaño y las líneas del tarot y adivinación para lograr dinero de incautos».


Todos coinciden en que fue Carmen González amiga de Lucía Martín –para la que había llegado a trabajar– y de Laparra quien puso en contacto a estos últimos «aprovechando» un desengaño amoroso del empresario castellonense. En las dos citas que mantuvieron en Valencia, en abril de 2013, pactaron un precio de 146.000 euros por un conjuro de amor, consistente en una serie de instrucciones que el acusado tenía que seguir al pie de la letra, más otros 15.000 por un «golpe de amarre».


Como pasado un tiempo el trabajo de la pitonisa no surtía efecto, el acusado Laparra empezó a inquietarse y acordó con Carmen González ir a Magallón y reclamar la «exorbitada» cantidad abonado a Lucía Martín, quien, según el letrado de Youssef Lachhab, había pagado una comisión a Carmen González. Antes de desplazarse hasta la localidad zaragozana, el empresario llamó por teléfono a la asesora espiritual y, según el fiscal, le dijo: «Tengo muchos contactos, soy una persona influyente, te aseguro que por un buen precio hay muchas personas capaces de cualquier cosa y puedo partirte las piernas y dejarte paralítica».


El 15 de mayo se presentaron en Magallón para recuperar el dinero y para eso contaban con un conductor contratado para la ocasión por un despacho de abogados de Valencia. Además, Carmen González –que llevaba una pistola simulada– le pidió a su amigo Youssef Lachhab que le acompañase y este, a su vez, le hizo idéntica petición a Juan José Rivas. Al llegar, llamaron al timbre y les abrió el padre de la mujer a la que buscaban. Y aunque este les prohibió el acceso, estos se colaron en el interior mostrando su voluntad de permanecer allí hasta que les hiciera entrega de los 161.000 euros abonados. El padre de Lucia Martín subió a la segunda planta de la casa y su hija, que estaba oculta bajo un colchón, le dio un sobre con dinero para que se lo entregase a los acusados. Pero, al abrirlo, Laparra manifestó que no era suficiente. Poco después llegó la Guardia Civil y los detuvo a todos.


En su escrito de defensa, el abogado de Laparra afirma que Martín garantizaba «por escrito» la devolución del dinero en caso de no obtener el resultado obtenido.