"Si no hacemos nada, al final se nos van a comer los conejos a nosotros"

El sector agrícola envía una llamada de emergencia a la Administración para disminuir los daños causados por la fauna cinegética. Piden más limpieza en las autovías y carreteras, donde los cazadores no llegan.

Daños provocados por los conejos en Épila
"Si no hacemos nada, al final se nos van a comer los conejos a nosotros"

Desde que se abriese la veda de caza a finales del año pasado, en el término municipal de Épila, en la Comarca de Valdejalón, los cazadores ya han sacrificado más de 18.000 conejos. Pero sus pilas no se agotan y todavía queda una extensa población. Son los datos estipulados por la Cooperativa San Pedro Arbués de Épila donde los socios aseguran sentirse "acobardados" por la plaga que se ha extendido este año. A estas alturas, los agricultores del municipio apuntan que los daños causados podrían rondar ya las 1.000 hectáreas, de las 17.000 que se extienden en el término, "y de continuar así de suave y seca la primavera, las perdidas serán mayores porque habrá un rebrote", explica el presidente de la cooperativa, Manuel Remiro. El cereal es el cultivo más afectado, pero en lugares como La Muela llegan incluso a comerse las cortezas de los frutales. "Necesitamos medidas más severas y agresivas, este es un problema que viene de lejos y nunca se ha hecho nada", apunta Remiro. "Necesitamos que se tomen cartas en el asunto ya", asevera.


Alcaldes, agricultores y presidentes de las cooperativas de las Comarcas de Valdejalón y Cariñena se han reunido "de urgencia" en dos ocasiones durante los últimos meses para lanzar un llamada de socorro a la Administración y tomar medidas contra los daños causados por la fauna cinegética en las explotaciones agrícolas. "Nos tuvimos que reunir porque la situación es muy preocupante. Está todo devastado", señala Remiro. "Y si no hacemos nada, al final se nos van a comer los conejos a nosotros", añade el presidente, quien tiene claro que para ganar esta guerra, cazadores, agricultores y la Administración deben ir de la mano.


En Zuera, los agricultores también cuentan que las pérdidas ya rondan las 1.200 hectáreas de cereal. O lo que es lo mismo, un 15% de la superficie sembrada que afectaría a unos 2.000 o 2.500 kilos de consumo entre trigo, cebada y guisantes.


Épila, Calatorao, Alfamén Zuera, Pedrola o La Muela son algunas de las localidades donde la preocupación es mayor. Sin embargo, los daños causados por los conejos y, en general, por la fauna cinegética, es un problema "preocupante" en los cultivos de todo Aragón.

UAGA pide más control y una mejora de los seguros agrarios

Tras las innumerables quejas de agricultores de diversas zonas de la comunidad por los daños en cultivos a causa de fauna cinegética: conejos, corzos, jabalíes, cabras o ciervos, entre otros, representantes de UAGA y dirigentes de la organización han propuesto recientemente algunas medidas al Departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente del Gobierno de Aragón. "Queremos hacer aportaciones porque consideramos que la Ley se ha hecho de espaldas al sector agrícola y ganadero", explica Juan Carlos Planas, uno de los miembros de las Comisión Ejecutiva de UAGA. "Es necesario delimitar las responsabilidades y hacer los planes cinegéticos bien y lo más importante, cumplirlos", añade.


Desde el colectivo consideran que el Gobierno de Aragón ha de implicarse en la solución de este problema mediante el control de la fauna cinegética y la mejora de los seguros agrarios.


Por una parte, UAGA exige la participación de la Administración en la elaboración de la nueva Ley de Caza. También que se haga cargo de la cantidad que supone la franquicia de un 30% en los seguros agrarios contratados por agricultores, por daños ocasionados por fauna.

La fauna existente entre autovías y carreteras, la más problemática

UAGA también propone que, a través del Ministerio de Fomento, se realicen las labores oportunas para la eliminación de la fauna existente entre las autovías o carreteras, servicios y los cotos de caza, que son "tierra de nadie" y donde proliferan los conejos y sus madrigueras.


Para los agricultores, este punto es primordial. La Ley de caza impide disparar a menos de 500 metros y los criaderos que surgen en torno a estas infraestructuras son los que más problemas dan, especialmente, para los cultivos colindantes. "Al igual que se hace mantenimiento de las carreteras o las vías de tren, el Gobierno también debería cuidar este problema y hacer una limpieza selectiva de los animales a los que los cazadores no pueden acceder", explica Remiro.


La quema de barrancos, la destrucción de cados, la correcta gestión de los cotos de caza y la limpieza selectiva de la fauna cinegética son algunas de las medidas que los agricultores consideran "imprescindibles". También tienen claro que la caza es imprescindible y que cuanto más se practique mejor. "Ellos no son sin nosotros y nosotros sin ellos, somos una simbiosis", concluye Remiro.


Por su parte, el director general de Conservación del Medio Rural del Gobierno de Aragón, Pablo Munilla, ya ha visitado algunos de los lugares afectados, como Épila, y ha asegurado a los agricultores tomar cartas en el asunto.