Universidad

El sector femenino de la Ingeniería

El número de alumnas de la Escuela de Arquitectura e Ingeniería de la Universidad de Zaragoza es reducido; sin embargo, su participación en labores de la universidad es de lo más activa.

Ana María Carnicer, Mª Paz Quílez, Paloma Collar y Vanessa Rea en el edificio Betancourt
El sector femenino de la Ingeniería
OLIVER DUCH

 Son minoría pero se hacen notar. El alumnado femenino de la Escuela de Ingeniería y Arquitectura (EINA) de la Universidad de Zaragoza sobresale por su activa participación en labores que van más allá de las asignaturas. 


La Escuela está conformada por un total de 5.067 alumnos. Casi 4.000 de ellos son varones y 1.266, mujeres. Durante el curso 2012-2013, la Delegación de Alumnos de la Escuela ha estado compuesta en su mayoría por alumnas, siete frente a cuatro hombres. Dado el exiguo número de alumnas de secundaria que, durante varios años, se inclinaba por cursar la carrera de Ingeniería, un grupo de profesoras del Centro Politécnico Superior y de la Escuela Universitaria Técnica, comenzaron a organizar en noviembre de 2008 una jornada para acercar a las jóvenes estudiantes al mundo de la ciencia, la tecnología y la investigación. Bajo el nombre de 'Girls' Day', profesionales femeninas con roles relevantes en el ámbito empresarial e investigador comparten sus conocimientos y experiencias profesionales.


En un comienzo en el 'Girls' Day' participaban estudiantes de ambos sexos. En 2012 participaron solo mujeres. María Villaroya, profesora de la EINA del departamento de Informática e Ingeniería de Sistemas, es una de las principales organizadoras del 'Girls' Day'. Explica que este acto supone una práctica muy positiva. «Al formar un grupo reducido de chicas, todas se mostraron muy interesadas. Es importante que haya mujeres porque tenemos otras formas de actuar, otras maneras de ver las cosas. Esta es una experiencia muy gratificante», señala. Su próximo encuentro tendrá lugar el día 6 de noviembre, durante la V edición de este acto.


Mª Paz Quílez participó en el 'Girls' Day' cuando cursaba la ESO. Hoy dirige la Delegación de alumnos de la EINA, haciendo las veces de enlace entre profesores y alumnos. Compagina esta labor con un Máster de Ingeniería Biomédica. «Las mujeres tenemos espíritu luchador. Nos es fácil ponernos de acuerdo. Conseguimos sacar adelante congresos, exámenes solapados, semanas culturales... Hacemos mucha piña», expresa convencida la delegada. Entre todo el equipo, el año pasado llevaron a cabo en el mes de marzo la semana cultural de San Pepe. Se movieron para desarrollar un ciclo de conferencias con 20 charlas, un ciclo de cine, una paella universitaria, un concurso de futbolín e, incluso, otro de talentos. «Estar en tantas tareas a la vez te ayuda a desarrollar unas habilidades que, además de ser útiles en la carrera, también lo son en la vida», explica Vanessa Rea, alumna de la licenciatura de Ingeniería de Telecomunicación y subdelegada de la Delegación. Atraída por la faceta más práctica de la ingeniería, le gustaría compaginar su dedicación al ámbito empresarial con su afición por la música.


Su compañera Ana María Carnicer, alumna del grado de Ingeniería Mecánica, cuenta divertida: «Una vez quedé con mis amigas para ver 'Titanic'. En el momento en el que todas lloraban por la muerte del protagonista, yo estaba asombrada por la construcción del barco. Todas me miraban como diciendo 'pero, ¿por qué te estás fijando en eso?' Fue un momento gracioso».


Detrás de anécdotas amables se agazapa un asunto molesto que continúa latente en el mundo de la ingeniería: ¿Hay discriminación? La tradición pesa para los profesionales más mayores, pero Lola Mariscal, subdirectora de relaciones con instituciones y empresas en la EINA, asegura que en la Universidad este tema está más que enterrado, a pesar de que en el mundo laboral existen todavía desigualdades entre hombres y mujeres solo por razón de sexo. De ahí que María Villarroya afirme con rotundidad: «Las chicas que quieren estudiar Ingeniería es porque de verdad lo tienen claro». Y así lo demuestran las alumnas con su abundante dedicación ante labores fuera de las aulas. Paloma Collar, alumna de la licenciatura de Ingeniería Industrial, asegura: «Los profesores te conocen y tú misma sabes que formas parte de algo grande». Todas estas alumnas han pertenecido en algún momento a las delegaciones de cada curso y, aunque en su mayoría la consecuencia haya sido alargar la carrera, todas están de acuerdo en que merece la pena invertir tiempo en extras.


Como un módulo eléctrico, estas futuras ingenieras evidencian su valía mediante su flexibilidad y su eficacia en un campo en el que la 'tecnología compacta' son los varones del sector, tanto en la universidad como en ámbito laboral.