Funeral

Zaragoza despide a José Atarés

Familiares, amigos y representantes de la política aragonesa y nacional y cientos de ciudadanos anónimos acudieron a una misa en la basílica del Pilar en honor del exalcalde de la ciudad, "una buena persona y un buen político".

Las autoridades políticas, durante la misa
Zaragoza despide a José Atarés
J. L. G.

La incertidumbre, la indignación y la incredulidad tras el ataque al Pilar ha dejado paso a la tristeza de un adiós. Un solo día después de la explosión de un artefacto casero en el interior de la basílica, reivindicada por el grupo anarquista Mateo Morral, el templo se ha convertido en lugar de despedida para José Atarés.


Familiares y amigos del político aragonés,fallecido el pasado 26 de septiembre tras una larga enfermedad, se han reunido este jueves en el Pilar para homenajear al que fuera alcalde de Zaragoza entre 2000 y 2003 y senador por el Partido Popular desde 2004. Al funeral también han acudido muchos de sus compañeros de formación, así como representantes de la política aragonesa y nacional, además de cientos de ciudadanos anónimos que han llenado la basílica.


A la misa funeral, oficiada en el altar mayor de la basílica por el arzobispo de Zaragoza, monseñor Manuel Ureña, no han faltado la presidenta del Gobierno de Aragón, Luisa Fernanda Rudi, con quien Atarés trabajó mano a mano cuando esta era alcaldesa de Zaragoza y éste teniente de alcalde, ni el actual primer edil de la ciudad, Juan Alberto Belloch. También acudieron el presidente del Senado, Pío García-Escudero, el presidente de las Cortes de Aragón, José Ángel Biel, el portavoz del PSOE en el Senado y expresidente de Aragón, Marcelino Iglesias, así como los concejales del Ayuntamiento de Zaragoza, los consejeros de la DGA y representantes de todos los partidos de la comunidad.


"Buen alcalde, mejor persona"

El un discurso muy emotivo, monseñor Ureña ha definido a Atarés como "una buena persona, un buen marido y un buen padre" , además de recordar al exalcalde como un "católico sincero" cuyo sentimiento religioso estuvo presente toda su vida, especialmente durante la enfermedad que padeció y que le acabó venciendo. "Sus compañeros le definen como un luchador nato. Luchó por su ciudad, por Aragón y por España, y también contra su enfermedad. Era respetado y querido por todos los que le conocían", ha asegurado el arzobispo de Zaragoza, quien ha resumido el sentimiento de los allí presentes en una sola frase: "Fue un buen alcalde y una mejor persona".


Monseñor Ureña también ha destacado la carrera política de Atarés, recordando que fue concejal del Ayuntamiento de Zaragoza, teniente de alcalde y después ser alcalde y, desde 2004 hasta su fallecimiento, senador. "Se dedicó a su familia y a la política, que es una actividad necesaria que persigue el bien común", ha asegurado el arzobispo.