Divulgación

Las ciencias (y las letras) salen a las calles de Zaragoza

La 'Noche de los Investigadores' ha acercado su labor a todos los que han querido conocer su trabajo, pero también su "otra cara".

Varias personas en uno de los talleres de la Noche de los Investigadores.
La ciencia (y las letras) salen a la calle
S.A.C.

La investigación es divertida. Esa es la idea de la Noche de los Investigadores, que se ha celebrado este viernes en varios puntos de Zaragoza. Las caras curiosas de todos los niños (y no tan niños) que se han acercado hasta los talleres y los experimentos que se han llevado a cabo en la plaza de San Francisco no dejan duda de que lo comparten.


¿Cómo huelen los alimentos? ¿Qué bola es más rápida, la que cae en línea recta o la que recorre una curva? ¿Cómo funciona un ordenador? Muchas preguntas, pero todas han tenido respuesta gracias a los investigadores.


"Todos somos unos gourmets con la canela, pero no conocemos la vainilla", asegura Miguel Calvo, profesor de Tecnología de los Alimentos en la Universidad de Zaragoza, pero reconvertido por un momento en todo un 'showman' rodeado de niños atentos a sus explicaciones. Para demostrarlo, nada mejor que experimentar con ellos. Encantados de ser los conejillos de Indias, huelen y contestan a las preguntas del científico.


Cómo no, tiene razón: los asistentes prefieren la canela de verdad al aroma artificial... pero las tornas cambian con la vainilla, ya que todo el mundo prefiere la vainillina, el compuesto que se añade a los postres industriales. Y llega la respuesta: "La vainilla es una especia muy cara y no estamos acostumbrados", explica. "Queremos que aprendan a reconocer los aromas, a diferenciar los compuestos químicos y los aromas convencionales como el olor a 'gominolas', que no es natural", cuenta Miguel Calvo.


Los más pequeños se agolpan en los talleres que enseñan a hacer estructuras con caramelos o calcular superficies con jabón. "Nos ha gustado mucho", aseguran Alegría, Violeta y Sofía, tres niñas que ya han probado a diferenciar olores. También quieren probarse una máscara de soldador un tanto especial, con un visor de cristal líquido que cuando se acerca a la llama del mechero se vuelve opaco. "Me ha dado susto", reconoce una de ellas. No solo los niños están atentos a las explicaciones, sino que los padres también las siguen con mucho interés.

También música

"Queremos acercar la investigación, que no es solo de ciencias, sino también de letras. Es muy importante que no se limite a las Universidades", explica Begoña Heras, de Esciencia, una de las entidades organizadoras. También persiguen mostrar la "otra cara" del investigador, "al que le gusta la música, el teatro...". Por ejemplo, Fermín Serrano, investigador de la Universidad de Zaragoza y la Fundación Ibercivis, que ha sido el encargado de poner la música en la plaza de San Francisco.


"Todas las actividades están relacionadas con la investigación", asegura Begoña Heras. La Carpa del Ternasco es otro de los puntos a los que llegan las actividades. Los monólogos científicos y el concierto de la Orquestina del Fabirol que pone el punto y final a esta 'Noche de los científicos' en su tercera edición.


La tecnología de la comunicación estaba presente con los códigos Qr. "Son como los códigos de barras, pero pueden tener cualquier información multimedia: páginas webs, vídeos...", asegura José Luis Alejandre, de la cátedra Banco Santander. Quien quisiera podía comprobarlo: un clic en el smartphone y en un momento aparece un juego en la pantalla.


"Hay mucha afluencia y parece que se lo están pasando muy bien", asegura Fernando Gomollón, del Instituto de Síntesis Química y Catálisis Homogénea (ISQCH). Él está encargado de varios talleres, entre ellos los de luminotecnia, en los que muestra barras luminosas que sirven para alumbrar cuando no hay posibilidad de utilizar linternas o pilas. "A los críos les encantan".


Los mayores siguen con mucha atención las charlas y presentaciones sobre los temas más variados: cómo se calentaban los romanos o por qué la física importa son algunas de las cosas que se pueden aprender en los seis minutos y medio que duran las presentaciones, llamadas 'Pecha Kuchas'. Pero los científicos también pueden ser deportistas. El ajedrez estaba presente, sí, pero también se podía jugar con ellos a paddle, futbol sala o baloncesto. Rompiendo mitos.