Los regionales de Caspe sufren retrasos de hasta 50 minutos por un fallo de la vía

Los trenes tienenque circular a 5 km/h entre Ribarroja y Fayón porque el control del tráfico lleva averiado más de un mes.ADIF no consigue corregir la incidencia y desconoce cuándo se podrá recuperarla normalidad.

Uno de los regionales que unen Zaragoza-Barcelona, en la estación de Caspe
Los regionales de Caspe sufren retrasos de hasta 50 minutos por un fallo de la vía
CARMEN RIBÓ

Los trenes regionales de la línea de Caspe sufren diariamente retrasos de entre 25 y 50 minutos por culpa de un fallo en el sistema de control del tráfico. El problema afecta desde hace un mes al tramo Fayón-Ribarroja, con dos túneles que suman 6,7 kilómetros de longitud y en los que los maquinistas tienen que reducir la velocidad al mínimo, hasta el punto de tener que ir a 5 km/h. Lo peor de todo es que el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF) reconoce que, por el momento, no es capaz de subsanar la incidencia.


La indignación de los usuarios es compartida por los propios ferroviarios, ya que ni siquiera el ADIF ha optado por regular el tráfico como antaño, con el apoyo de factores de circulación en las estaciones de Fayón y Ribarroja. De esta forma, se podría garantizar la seguridad de forma fehaciente, pero el problema es que por el afán de ahorrar solo permanecen abiertas dos de las once terminales de la línea, las de Caspe y La Puebla. Y en esta última, únicamente por las mañanas.

Fallo en el CTC


La línea Zaragoza-Caspe-Tarragona es de vía única y todo el tráfico ferroviario está dirigido desde el puesto de mando del Portillo, cuyo personal regula todas las señales y agujas mediante sistemas informáticos. El denominado control de tráfico centralizado (CTC) se instaló hace un años y conllevó el cierre de las estaciones con la excusa de que había pocos viajeros y ya no hacía falta disponer de factores de circulación.


Todo funcionaba con normalidad hasta que hace aproximadamente mes y medio el CTC falló entre Ribarroja y Fayón. Fuentes oficiales de ADIF reconocieron que en ese tramo de catorce kilómetros se detectó «la ocupación de dos circuitos de vía», como si hubiera convoyes circulando de forma permanente, lo que provoca que los semáforos estén en rojo.


Para rebasar estas señales, los trenes deben circular a lo que los ferroviarios denominan «marcha a la vista», que no es otra cosa que ir a la velocidad que permita reaccionar al maquinista en función de lo que se pueda encontrar en la vía. «Es decir, no se puede superar los 30 km/h. Y hay días que no se permite a los maquinistas circular a más de 5 km/h, por lo que en un tramo que se recorre en 10 minutos se acumula una demora de entre 30 y 45 minutos», señalaron las fuentes ferroviarias consultadas.

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