Zaragoza

Las picaduras caen un 77% por la escasa presencia de la mosca negra en Zaragoza

Los centros de salud de Zaragoza han atendido a 3.508 pacientes por ataques de insectos hasta el 28 de julio, frente a los 14.559 del año pasado. Las crecidas del Ebro han impedido la proliferación de esta especie.

Las crecidas han dejado el Ebro limpio de algas
Los casos de picaduras caen un 77% por la escasa presencia de la mosca negra
O. DUCH

La mosca negra, gran enemiga -junto al calor- de los zaragozanos durante los últimos veranos, ha concedido una tregua a los habitantes de la capital aragonesa. El número de casos de picaduras de insectos que han atendido los centros de salud hasta el pasado 28 de julio se ha reducido hasta un 77% en Zaragoza, donde se han registrado 3.508 ataques, cuatro veces menos que el año pasado, cuando fueron hasta 14.559 los afectados. Algo menor ha sido el descenso en el resto de la provincia, donde los pacientes que han acudido a una consulta por este motivo ha caído un 64%, datos en los que también se incluyen las atenciones por ataques de otras especies, como mosquitos o avispas.


La cifra de afecciones causadas por picaduras de insectos -de cualquier tipo- también se ha reducido en toda la comunidad autónoma, donde hasta ahora se han registrado casi 11.000 -6.607 en la provincia de Zaragoza, 2.482 en Huesca y 1.747 en Teruel-, frente a los 23.068 de 2012. La mayoría de los casos se siguen dando en Zaragoza, que acumula un 32% de todas las atenciones. Cabe recordar que el año pasado los centros de salud aragoneses atendieron más de 27.000 casos de picaduras, sin contar a aquellas personas que no acudieron al médico tras ser atacados. En una sola semana se llegaron a contabilizar más de 3.000 afectados, casi tantos como los que se han producido en la capital aragonesa en los primeros siete meses del año.


Esta enorme reducción se debe, principalmente, a la escasa presencia de la mosca negra en el río Ebro, donde los simúlidos -así se llama esta especie de díptero- se habían multiplicado durante los dos últimos veranos. El año pasado se registró el récord de picaduras en Zaragoza, con 14.500 hasta finales de julio, todavía más que en 2011, cuando se contabilizaron 10.292 en la capital aragonesa.


Como ya anunciaban los expertos en la materia, las grandes y frecuentes crecidas que se han producido en el Ebro a lo largo de todo este año han arrastrado gran parte de los macrófitos -plantas acuáticas popularmente denominadas algas- en los que estos dípteros ponen los huevos y se desarrollan las larvas, por lo que este insecto no ha encontrado las facilidades para multiplicarse que sí se habían dado en ocasiones anteriores. Las hembras depositan estos huevos en los ríos cuando comienza el calor y, en la fase larvaria, las crías se fijan a las algas, para posteriormente ascender a la superficie y buscar su alimento entre los ciudadanos. Y no solo los que se encuentran cerca de la ribera, ya que la mosca negra puede desplazarse más de 20 kilómetros.


Todos contra la mosca

La tesis de que han sido el gran caudal del Ebro el principal enemigo del insecto la comparten desde el Ayuntamiento de Zaragoza, cuyos trabajadores se tuvieron que emplear a fondo durante los últimos años para combatir la 'plaga' con las técnicas más variopintas.


A la extracción mecánica de las algas y el uso de un producto con 'bacillus thuringiensis', una bacteria que provoca la muerte de las larvas y evita la aparición de la mosca adulta, se había unido en esta ocasión el murciélago. Al más puro estilo Batman en Gotham City, el Ayuntamiento había apostado incluso por introducir esta especie, voraz devoradora de insectos, en los lugares cercanos al río para acabar así con los enemigos con menos escrúpulos de los zaragozanos.


Picaduras molestas

Aunque prefieren volar -y atacar- al amanecer y al atardecer, la mosca negra tiene actividad durante todo el día y es muy agresiva con el hombre. Cuando pica, este díptero no utiliza un aguijón, sino una mandíbula que rasga la piel de su víctima, liberando un anestésico, anticoagulante y vasodilatador que le permite obtener una mayor cantidad de sangre sin que la persona que lo sufre se percate.


Las mordeduras presentan un punto central sangrante con inflamación local, y las sustancias que segregan las moscas negras pueden complicar la picadura, produciendo una fuerte irritación, un edema o incluso reacciones alérgicas más severas.