Universidad de Zaragoza

La falta de mobiliario podría retrasar la apertura de la nueva Facultad de Educación

La construcción del edificio concluirá en octubre y la Universidad busca la manera de "equiparlo a coste cero".

Obras en el nuevo edificio
La falta de mobiliario podría retrasar la apertura de la nueva Facultad de Educación

El Gobierno de Aragón hizo oficial este jueves la partida presupuestaria con la que se cubrirán las obras que restan en el nuevo edificio de la Facultad de Educación. En total, tal y como se comprometió en el mes de marzo, serán 3.666.430 euros los que las arcas públicas aportarán al inmueble, que ya afronta la fase final de su construcción.


En el campus marcan el próximo 31 de octubre como fecha de finalización de las obras. Lo que no está tan claro es que pueda empezar a darse clase desde un primer momento, ya que según explican desde la Universidad "actualmente no hay presupuesto para equipar el edificio, que necesita mobiliario de todo tipo".


Aunque los planes de la Universidad pasan por trasladar cuanto antes la actividad docente a la moderna instalación, la institución reconoce que este 'vacío' en las aulas "retrasará en mayor o menor medida" la mudanza. En estos momentos, en el Campus se trabaja para intentar "equipar el edificio a coste cero, como se pueda".


2.400 estudiantes


Actualmente, en este centro universitario se imparten cuatro titulaciones oficiales diferentes, así como siete títulos propios. Durante el último curso más de 2.400 alumnos y profesores tuvieron que oscilar por distintos edificios para poder dar clase.


En total, el personal docente y administrativo y los estudiantes pasaron por ocho instalaciones diferentes: la vieja Facultad en la avenida San Juan Bosco, el edificio de Interfacultades, en el Servicio de Actividades Deprotivas, en el bloque de Geológicas, en el colegio mayor Pedro Cerbuna, en el Instituto de Ciencias de la Educación y en un módulo prefabricado.


Un largo camino


La construcción del edificio ha sufrido continuos vaivenes debido a los problemas presupuestarios. El último hace poco más de un año. Paralizadas en junio de 2012, las obras se reanudaron varios meses más tarde. El aporte in extremis de los 3,6 millones comprometidos por la DGA evitó la rescisión del contrato con la adjudicataria justo un día antes del vencimiento del plazo.