Aragón

La disco móvil gana protagonismo en las fiestas 'en crisis' de los pueblos

Los ayuntamientos reducen el presupuesto de las fiestas patronales. Buscan financiación durante todo el año y programan menos actos.

Los encierros fueron los protagonistas del fin de fiestas.
Los encierros fueron los protagonistas del fin de fiestas.
AYTO. DE PASTRIZ

No es momento para grandes fastos. El tiempo de la chequera fácil y los desembolsos despreocupados quedó atrás, y todos los municipios, grandes, medianos y pequeños, hacen malabares para cubrir partidas presupuestarias básicas. Otras, como las que se destinan a las fiestas populares y patronales, han pasado a un último plano, reduciendo su volumen en hasta un 75% desde que arrancó la crisis.


Así ha ocurrido, por ejemplo, en Épila. La concejal de Festejos de este municipio zaragozano, María Sierra, quien ostenta el cargo desde 2006, es consciente de la importante reducción presupuestaria que han sufrido las celebraciones populares en los pequeños municipios. "El primer año que participé en la organización de las fiestas, contábamos con un presupuesto de unos 250.000 euros, y para este año tenemos que arreglarnos con 60.000 euros", indica la edil.


Con esta cantidad deben cubrirse los actos de todo el año. Es decir, las dos fiestas patronales y los siete días de carnavales, "que tienen una gran tradición en el pueblo y la gente no quiere que se pierdan", subraya Sierra.


El de Épila ha sido uno de los mayores ajustes, pero la inmensa mayoría no se han quedado atrás y prácticamente ninguno ha podido evitar una gran contención en el gasto. En Cariñena, por ejemplo, el dinero destinado a los festejos desde 2007 ha descendido en torno al 50%. Una tendencia que afecta tanto a pequeños y medianos municipios como a las capitales de provincia: Zaragoza, Huesca y Teruel han disminuido en torno a un 20% lo destinado a sus 'fiestas grandes'.


Hay muchas formas de esquivar la crisis. En Épila, por ejemplo, se ha optado por mantener intacta la duración de las fiestas en honor a los patrones San Frontonio y San Pedro Arbúes, en la segunda quincena de septiembre. Pero para compensar la extensión, se ha reducido la intensidad de los actos. "Antes todos los días había actos taurinos, ahora lo hemos reducido a la mitad -explica la concejal de Festejos-; y en lugar de hacer dos sesiones, celebramos una".


Menos 'triunfitos', más disco móviles


Otro aspecto que se ha visto modificado es el nivel de los artistas. "Buscamos mucho en función del precio más asequible. La calidad, aunque intentamos mantenerla, lógicamente cae un poco. Hemos llegado a traer artistas de la talla de Carlos Baute, Rosana, David Civera, Los Secretos o Mago de Oz. Ahora no se podría, porque no hay dinero, pero sí que se pueden traer grupos con menos caché pero ofrezcan un gran espectáculo, como el grupo de tributo a Queen 'Dios salve a la reina'. La otra opción es recurrir a las disco móvil".


Precisamente las disco móviles han ganado terreno en detrimento de las orquestas o los artistas consagrados. Aún así, han tenido que ajustar sus tarifas. "Antes nos pagaban hasta 1.000 euros por una noche en un pueblo pequeño, y ahora máximo se pagan unos 600 por actuación", explica Sergi, responsable de la disco movil 'Don't Stop', que organiza eventos en Zaragoza y Huesca desde hace doce años.


Para Sergi, además de los recortes presupuestarios en sí, hay un factor determinante: "Ahora se nota mucho el intrusismo. Al ayuntamiento en cuestión le vale con contratar a un chaval que pone un ordenador y unos altavoces normalitos y cobra menos de la mitad. Esta tendencia se nota desde hace un par de años", lamenta.


Un trabajo de todo el pueblo


Otros municipios han buscado formas alternativas de financiación, manteniendo intactas las partidas presupuestarios básicas. Así ocurre en Rubielos de Mora, en la provincia de Teruel, donde la creación de una comisión de fiestas con las quintas de 1973 y 1993 ha servido de bastón para el Consistorio.


Raquel del Corral, encargada de la comisión, destaca la ilusión del pueblo por "intentar entre todos mantener el nivel de las fiestas e, incluso, mejorarlo". Para ello se han encargado de organizar varios actos durante el resto del año. "Como el Ayuntamiento cada año puede poner menos dinero, hemos organizado cinco verbenas durante el año, incluido el cotillón de nochevieja, en las que hemos sacado cerca de 10.000 euros. Ahora queda definir el programa de fiestas, en el que esperamos que haya orquesta tres noches, disco móvil y tómbola todos los días...".


Nadie renuncia a las vaquillas


Los festejos taurinos son uno de las puntales de los programas festivos que los pueblos tratan de mantener a toda costa. "Es lo que más llama la atención y lo que, sin duda, más mueve a la gente", señala el ganadero Félix Ozcoz. Sin embargo, y a pesar de la notable demanda, también el sector nota una demanda cambiante.


"Los ingresos son menores -señala el ganadero-. Como realmente nos está afectando la crisis es en el número de sesiones que organiza cada ganadería en los diferentes pueblos, que bajó hace cuatro años, aunque ahora se está empezando a recuperar".


El caché, sin embargo, ha variado de manera desigual. "Como pasa en muchos negocios, la oferta es desmedida y hay una pequeña parte de la competencia que no se ajusta a las normas y, por tanto, es desleal. Hay quien ha bajado los precios, pero a costa de la calidad. Esto es como en todo, cada cual sabe por qué apuesta en su negocio y qué valora más, si por dar un producto de primer nivel u ofrecer algo de menor calidad a un precio más barato. Pero las dos cosas rara vez se consiguen a la vez", concluye.