Aragón

El cierre de tres residencias podría acabar con 220 plazas y 159 puestos de trabajo

La residencia Turia, en Teruel, cerró en enero. Las próximas serán la de Fonz y la de Movera.

Residencia de Mayores Movera
Residencia de Mayores Movera
AVV MOVERA DOS RíOS

Más de 150 trabajadores de las residencias aragonesas se enfrentan a la posibilidad de perder su puesto de trabajo ante el cierre de tres de los 13 geriátricos gestionados por el Instituto Aragonés de Servicios Sociales (IASS). También se muestran impacientes los familiares y los propios usuarios, que esperan con incertidumbre una medida definitiva que aporte estabilidad a los ancianos y a su entorno.


Las tres provincias de la Comunidad se ven afectadas. La primera en cerrar sus puertas fue la residencia  Turia, en Teruel, cuyos ocupantes fueron trasladados a finales del mes de enero al centro de Javalambre, a pesar de las protestas de residentes y familiares. La residencia alojaba a un total de 54 usuarios y su clausura ha supuesto la pérdida del puesto de trabajo para 8 interinos.


Tanto el personal como los usuarios del geriátrico se pronunciaron en repetidas ocasiones en contra de la clausura. Incluso el Ayuntamiento, gobernado por el PP, aprobó por unanimidad una moción de apoyo a la continuidad de la residencia, acometiendo las reformas necesarias para adaptarlo a la legalidad.


El cercano cierre de la residencia de Fonz, en la provincia de Huesca, tiene en vilo a todas las partes afectadas. Este centro diurno, en el que se presta servicio a 28 ancianos, da trabajo a 13 personas (entre auxiliares y personal de limpieza y cocina) que perderán su empleo. La supresión de estas plazas se une a la paralización 'sine die' de las obras de la nueva residencia, actualmente sin partida presupuestaria.


Movera, en el aire


Por último, los residentes en el centro de Movera deberán trasladarse al nuevo inmueble de Utebo. De forma "temporal", según la DGA, aunque tanto UGT como CC. OO. temen que se trate de un movimiento sin retorno. El consejero de Sanidad, Ricardo Oliván, manifestó públicamente que la residencia "ni se ha pensado cerrar, ni se va a cerrar", aunque subraya que la instalación "no reúne las condiciones" según la inspección.


Este centro es el de mayor tamaño. Actualmente da cobijo a 138 usuarios dependientes, con una plantilla de 135 trabajadores. De estos, apuntan fuentes sindicales, 13 eventuales y 43 interinos perderán el puesto de trabajo, mientras que 82 fijos serán destinados a otros centros, generando un movimiento que dejará a otros tantos temporales sin empleo. Sanidad asegura que "se intentará reubicar a los trabajadores".


Mesa de negociación


Tanto los cierres definitivos como los traslados temporales son vistos con malos ojos por los trabajadores, que podrían convocar movilizaciones próximamente. "Estas políticas suponen un importante perjuicio para las personas dependientes, que no van a tener la misma asistencia por parte del personal que ya conocen", señala Reynaldo Cid, miembro de la sección sindical de UGT en el Pignatelli.


En cuanto a la posible pérdida de personal, los sindicatos mayoritarios han solicitado a la consejería de Sanidad "la apertura de una mesa de negociación sobre Movera, acotando de forma muy clara los plazos de su rehabilitación y el mantenimiento de todo el empleo que la residencia necesita para una correcta gestión".


Para los trabajadores "los antecedentes no pintan bien", ya que "cuando se recoloca el personal el cierre es definitvo, como ha ocurrido en la residencia Turia".