La crisis y la falta de oportunidades han llevado a Rosa, zaragozana de 41 años, a Londres. Rosa es licenciada en Químicas, tiene un máster de Gestión y auditoría medioambiental, habla cinco idiomas y tiene experiencia laboral en varios países, pero pese a este expediente se vio obligada a emigrar.

Lleva seis meses viviendo en Londres y trabaja dando clases de español, mientras busca trabajo en su sector. Reconoce que "es difícil, pero no imposible". A la vez, está montando una agencia lingüística para dar clases de español, hacer traducciones e intercambios. Para montar su empresa cuenta con ayudas del Gobierno. "En mi nuevo país se le da una oportunidad a la gente que vale y no cuentan los enchufes", valora.

Rosa siempre ha sido muy activa. Al acabar la carrera se marchó a trabajar en un laboratorio en Austria. Después estudió el máster y comenzó a dar clases de idiomas a empresas en Barcelona. Más tarde se fue a trabajar a Alemania como intérprete. "Luego volví a España y trabajé dos años en una academia de inglés. Después, como autónoma dando clases de todo lo que me salía: idiomas, matemáticas, química, física... Con la crisis, la demanda de profesores particulares fue disminuyendo y tuve que buscarme la vida en otra parte. Decidí ir a Londres a probar fortuna", cuenta.

Ya se ha acostumbrado al clima de Londres y está contenta en su nueva ciudad. "Me gusta Londres porque es muy cosmopolita y yo soy una persona muy abierta a conocer gente y cultura nuevas. Creo que pese a la crisis, más tarde o más temprano acabaré haciendo lo que quiero. La situación de España es muy frustrante", afirma.

"De momento solo volveré a España por vacaciones, para ver a mi gato, mis amigos y mis padres. Al revés que otras personas que se plantean estar un tiempo, ahorrar y volverse, lo mío es establecerme aquí", asegura.