Reestructuración

Zaragoza perdió otras 84 oficinas bancarias el año pasado

El cierre de sucursales se agudiza en 2012 . Muchos locales, bien situados y valorados, no encuentran nuevos inquilinos.

Locales cerrados en Zaragoza
Zaragoza perdió otras 84 oficinas bancarias el año pasado
JMM

El goteo de cierres de sucursales bancarias se agudizó el pasado año en Aragón. Las fusiones y políticas de ajuste de las entidades de crédito han acabado con casi 300 oficinas de la Comunidad desde que comenzó la crisis económica, según los datos facilitados por el Banco de España.


Una tendencia que ha ido a más en los últimos años, en los que la reestructuración del sector está tomando forma. Como consecuencia, el ratio de sucursales por habitante baja, y se multiplican los locales, la mayoría bien situados y valorados, que no encuentran nuevos inquilinos por el parón de la actividad comercial y del mercado inmobiliario.


Zaragoza es la más afectada en este sentido. De hecho, ha protagonizado la inmensa mayoría de los cierres de este último año, hasta alcanzar las 84 persianas bajadas en 2012. En la actualidad, la provincia cuenta con 983 oficinas bancarias, frente a las 1.212 de 2008. Mientras que el conjunto de la región ha pasado de 1.807 a 1.510 en ese mismo periodo.


Una situación similar a la que vive el resto del país, donde siguen en funcionamiento 38.142 sucursales, 1.720 menos que el año pasado, y casi 8.000 menos que antes de la crisis.


Además, las previsiones anuncian más cierres. Se espera que se profundice en los procesos de reestructuración, mientras los usuarios y clientes cada vez son más propensos a realizar sus trámites bancarios desde su propia casa, a través de internet.


Las visitas 'corrientes' al banco o caja de turno quedan relegadas a las personas más mayores, menos habituadas a las nuevas tecnologías. De ahí que las entidades bancarias opten por rentabilizar sus metros cuadrados de oficina y reducir su presencia, pese a la llegada de nuevas áreas residenciales.


Más colapso

Por otro lado, una de las consecuencias directas del cierre de oficinas es la saturación de un mercado, ya de por sí castigado, como el inmobiliario. Los propietarios, que antes alquilaban estos locales a los bancos -buenos y fiables pagadores-, ven cómo ahora deben rebajar el precio y las condiciones si les quieren dar salida. En este sentido, algunos expertos apuntan a un excesivo número de aperturas en tiempo de bonanza económica, que ahora debe ajustarse a la realidad.