Crimen en Ricla

El marido de la mujer desaparecida en Ricla seguirá en prisión

El juez se ampara en una manifestación espontánea en la que dijo que su mujer había muerto accidentalmente y que decidió descuartizar el cuerpo.

El juez encargado del supuesto homicidio de una vecina de Ricla (Zaragoza), cuya investigación se inició a raíz del hallazgo de un cadáver descuartizado en una chopera próxima a Cadrete, mantiene en prisión al marido de la desaparecida a pesar de que los restos corresponden a la víctima de otro asesinato.


El instructor mantiene el secreto de sumario sobre la investigación a la espera de una confirmación oficial sobre la identificación de los restos hallados en Cadrete, que corresponden a una mujer de esta población también desaparecida desde hace varios meses.


Aunque las pruebas de ADN hechas inicialmente a los restos descartaron por dos veces que correspondieran a los de la mujer de Ricla, Pilar Cebrián Embid, los indicios que apuntan a un posible crimen han llevado al juez a mantener en prisión provisional al marido, Antonio L.L., a pesar de no existir un cadáver.


Al identificarse los restos como pertenecientes a una joven de Cadrete, Vanessa Barrado Hernández, lo que motivó la semana pasada la detención e ingreso en prisión de su compañero sentimental y de tres hermanos suyos por su implicación en los hechos, el letrado de Antonio L.L., el abogado zaragozano Javier Notivoli solicitó la inmediata puesta en libertad de su cliente.


Sin embargo, el instructor ha rechazado la petición del letrado en torno a la situación procesal del sospechoso en espera de nuevas diligencias judiciales que aclaren las circunstancias relacionadas con los hechos.


Al parecer, según han informado fuentes de la investigación, el juez se ampara en una manifestación espontánea hecha por el detenido a los policías y al secretario judicial que participaron en el registro de la vivienda del matrimonio para asegurar que su mujer había muerto accidentalmente y que decidió descuartizar el cuerpo y enterrarlo por miedo a no ser creído.


A pesar de carecer de valor legal esta manifestación al no estar realizada ante letrado y de negarla posteriormente el detenido en su declaración ante el juzgado, el instructor no ha modificado su decisión inicial.


Fuentes judiciales han explicado que el caso de la condena por el asesinato de la joven sevillana Marta del Castillo, cuyo cadáver no llegó a ser localizado durante la instrucción, ha abierto una vía jurisprudencial sobre la que se apoya el instructor de caso de Ricla.