San Valero

La música toma la calle

Decenas de grupos ambientaron desde las 18.00 el paseo de la Independencia en la novena edición del reivindicativo Roscón Rock. Los músicos participantes reclamaron apoyos institucionales y una mejora de las condiciones para el ejercicio de su gran pasión.

Uno de los grupos que han participando en esta edición del Roscón Rock.
"Queremos un sitio donde poder tocar"
P. B. P.

Un año más el paseo de la Independencia se ha convertido en un escenario improvisado para el disfrute de la música independiente que ofrecen las bandas locales gracias a la iniciativa popular del Roscón Rock. La mayoría, jóvenes procedentes de distintos barrios zaragozanos, que durante esta tarde festiva han congregado a decenas de familiares y amigos que se han sumado a su 'debut' en el céntrico paseo.


"Teníamos muchas ganas de que llegara el día y tener la posibilidad de tocar en la calle", contaba ilusionado Marcos Peña, guitarra del grupo 'Catmouth', ganador de la Propuesta Joven del concurso zaragozano Popyrock. Su amigo Javier Blasco resaltaba también la oportunidad que brinda esta iniciativa para "ensalzar la música de aquí y darse a conocer un poco".


La búsqueda de apoyos institucionales para crear salas de ensayo y favorecer la actividad de los grupos locales son los principales reclamos de sus participantes. Antonio Marín es uno de los veteranos. Participa en el Roscón Rock por cuarto año consecutivo, pero las reivindicaciones -dice- no han cambiado. "La gente joven ahora se está moviendo mucho, pero hay pocos sitios donde tocar y demasiados impedimentos por el ruido", comentaba durante el ensayo con su grupo de hard-rock 'Tierra sin alma'. El poder participar en esta iniciativa les brinda la posibilidad de "tocar para un público diferente" que dicen no encontrar en los bares. Entre ellos, una gran cantidad de jóvenes interesados en la música, a los que las salas de conciertos les prohiben la entrada por no ser mayores de edad.


"Nos gustaría que hubiera un permiso especial y que de vez en cuando nos dejaran entrar a ver a otros grupos, porque de normal nos ponen bastantes inconvenientes", apuntaban Marcos Peña y Javier Blasco, compañeros del IES Santiago Hernández. También apostarían -dicen- por la creación de una Casa de la Música, donde ellos y otros grupos emergentes recibieran apoyo y consejo por parte de los más veteranos. "Las salas de ensayo están muy mal, el equipamiento es viejo y además las salas de conciertos sufren una persecución brutal", argumentaba, por su parte, Germán Andrés, otro participante.


Para José Miguel Rodríguez, componente del grupo 'Amanecer Morao', es una "pena" que haya jóvenes con talento que abandonen por la falta de espacio donde ensayar en grupo. "Lo que se pide con estas iniciativas es poder disponer de un local donde tocar sin que se moleste a nadie", matiza. En su caso, explica, han pasado años sin local pero finalmente se han hecho un hueco en la bodega de su abuela, en Alagón. "Eso sí, siempre con auriculares, para no molestar", subraya entre risas.