Ejército del Aire

Fernández de Bobadilla: "Pilotar un F18 requiere un adiestramiento continuo"

Antes, tanto él como el resto de pilotos han tenido que superar con éxito los años de formación en la Academia General Militar de Zaragoza.

El comandante Daniel Fernández de Bobadilla, jefe del escuadrón 152 del Ala 15 del Ejército del Aire, tiene a sus espaldas más de 1.400 horas de vuelo de F18, un adiestramiento permanente, que "no acaba nunca", y que para este piloto vocacional es un "auténtico privilegio".


"Para los que volamos un avión así, es un auténtico privilegio, lo digo en serio. Mis amigos me miran raro cuando digo que pagaría por lo que hago y no sólo no tengo que pagar, sino que me pagan por hacer esto", ha comentado en una entrevista en la Base Aérea de Zaragoza.


Antes, tanto él como el resto de pilotos han tenido que superar con éxito los años de formación en la Academia General Militar de Zaragoza y especializarse en aviación de caza y ataque en la Base Aérea de Talavera La Real (Badajoz).


Después, y ya con el rango de tenientes del ejército, eligen destino entre las unidades de caza y ataque, y los que son designados a pilotar cazabombarderos F18 realizan el programa de instrucción en el Ala 15 de la Base Aérea de Zaragoza.


Allí se encuentra el escuadrón 153, que se encarga de instruir a los pilotos con aviones F18 de doble mando, durante seis u ocho meses.


En este periodo de tiempo, cada uno de ellos debe realizar al menos 47 misiones para obtener la certificación que acredita que está listo para el combate, pero de manera "limitada".


A partir de ahí comienza el plan de adiestramiento avanzado en el escuadrón destinado, ya sea en Zaragoza, en Torrejón de Ardoz o en las Islas Canarias.


En total, teniendo en cuenta los cinco años de academia, más los seis u ocho meses del programa de instrucción y el plan de adiestramiento, un piloto puede tardar, si efectúa su formación de forma "continuada", entre "ocho y nueve años" en conseguir el "máximo nivel de capacitación" para volar un F18.


"Volar un avión no es cómo conducir un coche. Cuando sabes conducir un coche puedes conducir cualquier coche, pero cuando eres piloto no eres piloto de todos los aviones del mundo. Tienes que hacer un proceso de transformación a ese avión en concreto", ha explicado.


Fernández de Bobadilla, hoy jefe del escuadrón 152 del Ala 15 de Zaragoza, ingresó en la Academia General Militar en 1992 y pertenece a la 48 promoción de la escala superior del Ejército del Aire.


Es piloto profesional desde 1997, año en el que salió de la Academia como teniente, y lleva destinado a una unidad de F18 desde el verano de 2002.


"El adiestramiento de un piloto de combate no acaba nunca porque las habilidades del piloto son muy perecederas. En el momento en el que un piloto deja de volar pierde capacidades y las tiene luego que recuperar", ha precisado.


Ha asegurado que cuando se vuela un F18 a diario el piloto se acaba olvidando de las primeras sensaciones y se acostumbra a la "velocidad", a las "aceleraciones" y hasta a los "mareos".


Respecto a la polémica generada en Cataluña por las misiones realizadas en el territorio a principios de octubre, y que provocaron quejas en algunos municipios, como Ripoll, ha señalado que comprende que un avión de combate, a quien lo haya visto poco, cuánto menos "sorprende" por el ruido que genera.


Sin embargo, ha señalado que, conscientes de las "molestias" que puede originar su "entrenamiento", intentan minimizarlas cumpliendo siempre la normativa de circulación aérea.


"Esta es una profesión muy vocacional. Volar un avión de combate es una tarea muy exigente, que entraña sus riesgos, y que quien lo hacemos lo hacemos con pasión, y nos sentimos unos privilegiados", ha concluido.