Plaga

Militares y veterinarios se unen contra la mosca negra

Un equipo con miembros de la Universidad y varios buceadores del Ejército ha recorrido este jueves el río en una embarcación para inspeccionar la zona.

Pontoneros y veterinarios, este jueves en el Ebro
Militares y veterinarios se unen contra la mosca negra
MARTA SALGUERO/EFE

Militares y veterinarios de la Universidad de Zaragoza han unido sus respectivos conocimientos y fuerzas para atacar a la mosca negra, asentada en la Comarca de Monegros, el Bajo Cinca y el Cinca Medio y que ha colonizado ahora otras zonas del río Ebro y ha llegado hasta la capital aragonesa.


Este diminuto insecto, perteneciente a la familia de los simúlidos, prolifera junto a los ríos y canales, suele atacar al ganado ovino y vacuno y con su desplazamiento a núcleos urbanos, como Zaragoza capital, está provocando problemas a los ciudadanos.


Para conocer de cerca sus movimientos, la Universidad de Zaragoza ha puesto en marcha una investigación en la que colabora la Unidad de Veterinaria de la Agrupación de Sanidad número 3 y el Regimiento de Pontoneros del acuartelamiento de Monzalbarba. Los militares aportan el material logístico para llevar a cabo la investigación en las márgenes del río Ebro a su paso por Monzalbarba para detectar la evolución de las larvas de mosca negra, cuya presencia en la zona se ha incrementado en los últimos años.Inspección sobre el terreno

A las 9.30 de este jueves, y después de utilizar un repelente para evitar la picadura de la mosca negra, un equipo formado por un veterinario que colabora en el proyecto de la Universidad de Zaragoza y varios buceadores del Ejército, que habitualmente trabajan en la zona, han inspeccionado el río en una embarcación.


Esta actuación es la "primera toma de contacto" de una colaboración que, en función de los resultados que se obtengan, podría continuar en las próximas semanas, ha señalado Nacho Ruiz, veterinario de Quimera Biological System, empresa que colabora con la Universidad de Zaragoza.


El objetivo de esta inspecciones es recoger muestras para detectar los núcleos de población de mosca negra y analizar la evolución de las larvas. "Sería interesante continuar trabajando y cada cierto tiempo ir muestreando el río para ver cómo está la evolución de larvas y pupas. Esta información nos servirá para luego, en el futuro, hacer un tratamiento", ha apuntado Ruiz, a quien ya le ha picado varias veces la mosca negra debido a su trabajo.


Aunque este año es más "complicado" investigar nuevos tratamientos que frenen la presencia de este insecto debido "a la falta de presupuesto", se ha constituido una comisión en la que participa la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), el Gobierno de Aragón, el Ayuntamiento de Zaragoza, la Universidad de Zaragoza y las comarcas afectadas, ha apuntado.El mordisco de la mosca

"El mosquito atraviesa la piel con una trompetilla, pero la mosca negra aunque no tiene dientes es como si mordiera. Nos hace una pequeña heridita y de la sangre que brota se alimenta, y al final crea unas reacciones más severas y más importantes que el mosquito", dice Ruiz.


Debido al calor, suele concentrar su actividad al amanecer y al atardecer, y tiene una capacidad de vuelo que puede alcanzar los 30 kilómetros, lo que ha facilitado que se haya extendido por el río con gran rapidez, ha señalado.

Además de esta cualidad, también los macrófitos, es decir las algas, cada vez más frecuentes en el río Ebro, han promovido la presencia de la mosca negra, ya que se asientan y crían en ellas, ha precisado.


"Este año no hemos tenido una avenida importante que suele barrer el río de macrófitos. Si no hay macrófitos desaparecen porque no tienen el sustrato necesario", ha manifestado.


Este miércoles, la compañía Endesa, en coordinación con la CHE, provocó un desembalse extraordinario de tres centrales térmicas -en Mequinenza (Zaragoza), Riba-roja d'Ebre y Flix, en Tarragona- para limpiar los macrófitos y garantizar la navegabilidad del cauce del río. Durante el verano pasado hubo un incremento importante de algas en la zona de Monzalbarba, lo que hace pensar que pueden existir núcleos de larvas en este tramo del Ebro, según ha señalado el sargento primero de la compañía de buceadores de Pontoneros, Eduardo Montes.


El trabajo diario del regimiento de Pontoneros se desarrolla en el río, por lo que sufren constantemente las "picaduras de la mosca negra" y este año "mucho más" que el anterior, ha apuntado Montes. "Cada vez que volvemos de hacer gimnasia llevamos las piernas comidas de mosca negra", ha apuntado.