La Policía Científica ayuda a resolver cerca de 400 delitos

Este año, el de su centenario, esta brigada especializada ha investigado incendios, asesinatos y varios delitos leves. Piden un laboratorio propio para la identificación por ADN.

Laboratorio de la brigada provincial de Policía Científica
Laboratorio de la brigada provincial de Policía Científica
TONI GALÁN / A PHOTO AGENCY



No tienen instalaciones e instrumentos tan modernos como en las series de Estados Unidos, pero sí ayudan a resolver tantos o más delitos complicados, como en la ficción: asesinatos, incendios, robos de vivienda y más. En lo que va de año, la brigada provincial de Policía Científica ha intervenido en cerca de 400 casos en Zaragoza.


Su principal herramienta de trabajo, los sentidos. Realizan inspecciones oculares en las escenas del crimen. Fotografían el lugar, buscan huellas, restos de ADN y cualquier cosa que pueda servir para encontrar a los culpables de un delito.


Intentan conseguir restos de pólvora o casquillos de bala para saber desde dónde se disparo. Si hay huellas de pizadas, se analizan exhaustivamente. “Hablas con vecinos o gente que pudo estar allí e intentas seguir el camino del delincuente, su rastro”, explica uno de los especialistas.


Y como cuenta el comisario de esta brigada, Vicente Martín Enguita, su trabajo suele convertirse en “pruebas determinantes” en los juicios, ya que tras cien años de historia, la “Policía Científica ha conseguido ganarse una buena reputación y nuestros indicios son casi irrefutables”, dice.


Enguita asegura que casi nunca fallan cuando determinan, por ejemplo, a quién corresponden unas huellas dactilares, un proceso que se realiza a través de un programa digital, uno de los más avanzados y que se instaló este año en el laboratorio de la brigada.


Solo la Guardia Civil tiene instalaciones similares en la Comunidad. “Tres o cuatro veces han fallado, pero no suele pasar”, afirma el comisario de la brigada.Los complicados incendios de contenedores

Vicente Martín Enguita no destaca “ningún caso”, porque todos son importantes si se le ha dado respuesta. Según él, los incendios suelen ser los más complicados de resolver, porque los indicios se destruyen.


“Saber quién quemó un contenedor es complicadísimo”, afirma. Y cuenta que el trabajo, por lo general, es “rutinario”, porque se les requiere con demasiado frecuencia. Él cree que en ocasiones deben colaborar en casos en los que su presencia no es necesaria.


Uno de los responsables del laboratorio explica que la cantidad de trabajo cambia según el día. Pueden realizar 10 salidas o solo un par. En el lugar de los hechos, los agentes deben buscar sangre, sémen, cabello, saliva y otras sustancias orgánicas que puedan ayudar a resolver una incógnita.


Tan decisivas suelen ser las indagaciones de la brigada, que el comisario asegura que desde que está al frente de la unidad, él ha tenido que acudir a 1.277 comparecencias, para presentar las pruebas que ha recolectado la unidad.


Buscan en los lugares donde creen que hay más posibilidades de encontrarlas. Después, las que requieren de extracción de ADN, deben ir al laboratorio de la capital catalana, porque Zaragoza no cuenta con la tecnología necesaria para esas pruebas. “El 85% de lo que se trabaja en Barcelona, es nuestro, deberíamos tener un centro propio”, comenta Enguita.


Los agentes de la brigada no se especializan en algo concreto, todos comparten más o menos los mismo conocimientos y realizan diversos cursos de forma frecuente, para fotografía, trazos, balística, lofoscopia y otros.


Explican que nunca es tarde para estudiar una escena, aunque por lo general son de los primeros en llegar, para que “nadie manipule nada”. Se sirven de reactores físicos y químicos para sus análisis y no suelen fallar.