LO QUE NO SE VE

La colección de estandartes, joya semidesconocida

La procesión del Rosario aún podría ser más espectacular si se restauraran los elementos que están deteriorados

Dos de las piezas más importantes del Rosario de Cristal, desde el punto de vista histórico y simbólico, no salen en procesión. Se trata de sendos leones que, según los datos extraídos de los archivos, realizó Valero Tiestos en el siglo XIX. Los Tiestos fueron una familia que, antes de los Quintana, se elevaron a lo más destacado de la artesanía del vidrio en España. Pero trabajaban según técnicas antiguas (vidrio soplado). Y eso hace que, ahora, reponer las piezas desaparecidas resulte caro, muy caro. Así, y por olvido, y un poco también por indiferencia, se explica que dos piezas excepcionales (al fin y al cabo el león es el símbolo que identifica a la ciudad de Zaragoza), no salgan en procesión todos los 13 de octubre, como deberían, acompañando a las autoridades de la ciudad en su procesión por las calles.


El Rosario ha tenido diversas épocas, ha sufrido altibajos, pero hoy es una celebración vigorosa, con seguidores y muy apreciada. Aún lo podía ser más si participaran en él piezas que hoy están guardadas en almacenes. Además de los leones, el Rosario posee una rica y amplia colección de estandartes, de los que solo sale a la calle una pequeña parte. Todos, incluidos los que participan en la celebración del 13 de octubre, necesitan una limpieza y reparación. Los que sufren más problemas de conservación son aquellos que tienen escenas pintadas.


"Aun los que están mejor conservados necesitan ya una limpieza -asegura Juan Ruiz, secretario de la cofradía del Rosario-, precisan como mínimo una limpieza en profundidad. Algunos estandartes muy importantes, como el de la Virgen del Pilar, la necesitan con urgencia; y luego están los de San Jorge o San Lorenzo... El del Milagro de Calanda, por ejemplo, tiene mucho hilo de plata en sus bordados; está oxidado y necesita que le devuelvan la apariencia original".


El origen de la colección de estandartes hay que unirlo prácticamente al origen del propio Rosario de Cristal. El Cabildo de Zaragoza fue el primero en conceder permiso para las manifestaciones del culto mariano y, al mismo tiempo, en dotar a los fieles de banderas y estandartes con los que embellecer la manifestación devota. Se sabe de la donación de siete estandartes por parte del Cabildo, colección que fue enriquecida poco después por algunos devotos. Desgraciadamente, de aquella primera colección de estandartes, la más antigua, solo se conserva uno, el que lleva en la procesión el Cabildo y que representa la venida de la Virgen a Zaragoza. Se cree que salió del taller de los Lizuain, que eran los mejores bordadores del siglo XVIII en Aragón.


Otro de los estandartes destacados es el del Milagro de Calanda, realizado en 1867 con seda e hilos de oro.


Esta pieza, una obra de arte del bordado, tiene una historia curiosa, que casi nadie conoce. Fue tan costoso (16.000 pesetas de las de 1867) que no hubo dinero con qué pagarla. La cosa acabó en juicio y, pese a la condena favorable a los artesanos, no fue saldada hasta 1893, y eso después de que accedieran a rebajar notablemente la cantidad adeudada.


Notable es también el estandarte azul de la Virgen del Pilar, bordado en relieve y con ricos adornos de oro y plata. O el del apóstol Santiago, en terciopelo rojo, también bordado en oro y plata y con la imagen del apóstol pintada en lienzo. O el de San Braulio; el de la peregrinación de 1880, regalo de Madrid; el de San Lorenzo, pintado por Lafuente y regalado por los oscenses residentes en Zaragoza; el de San Jorge, bordado en oro, plata y sedas sobre blanco y rojo, y que es propiedad de la Real Maestranza...


Todos ellos necesitan desde hace tiempo ser limpiados. Algunos, más deteriorados, precisan una restauración delicada que los devuelva a su estado original.