LA SALA CAPITULAR

La sede de gobierno

El Cabildo se reúne al menos una vez al mes en la Sala Capitular, donde se toman las decisiones de gobierno. Es una estancia pequeña y repleta de obras de arte

Un cuadro que representa la Venida de la Virgen preside la sala. Junto a ella, una Dolorosa y el Señor bendiciendo
La sede de gobierno
CARLOS MONCÍN

Uno de los espacios de la basílica menos conocidos por los fieles es la Sala Capitular. En esa estancia, rectangular y abarrotada de obras de arte, es donde se toman las decisiones que afectan al día a día del templo. La Sala Capitular es donde se reúne el cabildo o junta de gobierno, integrado actualmente por una veintena de canónigos.


El Cabildo se reúne allí al menos una vez al mes (el segundo jueves, a las 5 de la tarde), y debate, estudia y, en su caso, vota, una serie de cuestiones incluidas en una cédula u orden del día establecida con anterioridad por el deán. Esa cédula la reciben los canónigos al menos 24 horas antes de que tenga lugar la reunión. Los asuntos que no estén incluidos en ella no pueden ser tratados.


La sala está circundada por un gran mueble de madera, compartimentado, en el que cada canónigo tiene un armario donde guarda su ropa u objetos de uso personal. Una vez iniciada la reunión, las decisiones se someten a votación, que es secreta si algún capitular lo solicita (basta con uno). A tal efecto, se guardan allí dos antiguas urnas de madera para realizar las votaciones: una de ellas sirve solo para aquellas en las que hay que decidir a favor o en contra de algo; la otra para cuando se trata de elegir a alguien de entre una lista para un cometido concreto.


Antiguamente los cabildos eran las instituciones que mediaban entre el poder del obispo y los fieles, y los canónigos se elegían por oposición. Pero hoy los obispos, aunque mantienen la facultad de convocar oposiciones, casi siempre prefieren elegir directamente los canónigos y tener así mayor libertad de acción.


El Cabildo, en la Sala Capitular, toma las decisiones necesarias para garantizar el buen funcionamiento de las dos catedrales. Hasta hace no mucho, en Zaragoza las reuniones se mantenían seis meses del año en la Seo y otros seis meses en el Pilar. Pero cuando avanzaron las obras de restauración en la Seo se decidió mantenerlas exclusivamente en el Pilar, costumbre que sigue hasta hoy.


En la estancia, en un rincón, existe además un pequeño y modesto altar, que se usa para rezar en determinadas ocasiones.


Pero la Sala Capitular es, también, un pequeño museo. Sus paredes están llenas de obras de arte que habitualmente están vedadas alos ojos de los visitantes.


Según escribió Juan Antonio Gracia en 'El Libro de Oro del Pilar', entre los cuadros destacan «un Apostolado completo, copia de Ribera, de escuela italiana, que trajo de Roma en 1614 el canónigo Pedro García. Bajo ese Apostolado hay otros doce cuadros más pequeños, muy valiosos, que relatan momentos clave de la vida de la Virgen María. Otros cuatro cuadritos muestran a San Miguel, Santo Tomás de Aquino, San Esteban y San Jerónimo, y dos más, de mayor tamaño, representan al Señor bendiciendo y a la Virgen Dolorosa. Pero las tres pinturas más importantes son una venida de la Virgen, colocada en la cabecera de la sala; un Inocencio XIII del siglo XVIIII y una muy hermosa Asunción de Nuestra Señora, obra de Francisco Bayeu, que hace de retablo en un pequeño altar ubicado a la izquierda de la sala». Aunque algunos especialistas han vinculado esa 'Asunción' con Bayeu y su taller, otros, como es el caso de Arturo Ansón, defienden que su autor fue Claudio José Vicente Antolínez.


«Sería necesario hacer un inventario y catalogación de todos los fondos artísticos de la basílica -señala Arturo Ansón-, como tienen otras catedrales menos importantes. Eso resolvería muchas dudas».