BIEN DE INTERÉS CULTURAL

Varias grietas amenazan parte de los cimientos del Seminario de San Carlos

Los arquitectos responsables de las obras de restauración hacen prospecciones para estudiar si es preciso consolidar el inmueble.

Parte de las obras se centran en la fachada principal.
Varias grietas amenazan parte de los cimientos del Seminario de San Carlos
CARLOS MONCíN

La reforma del vetusto edificio del Real Seminario de San Carlos Borromeo, iniciada el pasado año y crucial para salvaguardar este Bien de Interés Cultural zaragozano, no está exenta de sorpresas para los arquitectos encargados del proyecto. Según ha podido conocer este diario, durante los últimos trabajos de restauración han aparecido al menos dos grietas de consideración que apuntan la posibilidad de daños en parte de los cimientos del inmueble. Por ello, los mismos técnicos se han puesto manos a la obra y están realizando prospecciones en el subsuelo que permitirán conocer el alcance del problema.


Según reveló uno de los aparejadores encargados del proyecto, estas grietas, visibles en la zona del comedor del Seminario y en el ala contigua a la calle de Santo Dominguito del Val, sugieren la existencia de posibles filtraciones de agua en parte de la superficie de cimentación, lo que habría alterado el subsuelo y haría necesaria su consolidación.


En cualquier caso, y a la espera de los resultados de las prospecciones en marcha en estos momentos, estas mismas fuentes aseguraron que se trata de un contratiempo que no pone en riesgo la estabilidad del edificio, una de las joyas más importantes del patrimonio religioso de Zaragoza, y aseguran que existen suficientes medidas de refuerzo para solventar el problema.


«Es posible que una circulación de agua haya podido cambiar algo las condiciones del terreno», afirmaron desde el despacho de arquitectura de Andrés Martínez. En cualquier caso, este chequeo no está alterando el ritmo de los trabajos, según añaden a pie de obra. Ahora, estos se centran en su fachada principal y están pendientes de que se haga realidad parte de su financiación, según el convenio suscrito a finales de 2009 entre el Arzobispado de Zaragoza, CAI y el Gobierno de Aragón. Cifrado en 2,3 millones de euros que deberían ser sufragados a partes iguales, fuentes eclesiásticas aseguran que todavía no se ha materializado la parte correspondiente a la DGA.


Compás de espera


El Gobierno de Aragón se comprometió a sufragar esta restauración con la firma de la anterior consejera de Cultura, María Victoria Broto, del PSOE, y ahora todo queda en manos de su sucesora en el cargo, la popular Dolores Serrat. Fuentes del nuevo Departamento, en este sentido, aseguraron que tienen la firme intención de hacer realidad «todos los compromisos en marcha de este tipo adquiridos por el anterior equipo». En cualquier caso, el plazo pactado al firmar el acuerdo abarca hasta el año 2012.


Por ahora, con lo aportado tanto por la propia Iglesia católica como por la CAI, se ha consolidado el conjunto de la cubierta y ahora resta limpiar y restaurar la fachada principal del Seminario. Según informó el Gobierno de Aragón cuando se presentó el convenio, en diciembre de 2009, se han llevado a cabo diversas actuaciones de emergencia en la zona de la torre desde 2004 por un importe de unos 500.000 euros. En este caso, los trabajos de recuperación se han centrado en las cubiertas, las fachadas y la torre.


La intervención en este inmueble, catalogado como Bien de Interés Cultural, ha sido vital para evitar que continuara un deterioro que se hizo visible, entre otras cosas, con la aparición de varias grietas en su exterior, en especial en su fachada de la calle de San Jorge. También se apreciaron daños en cornisas y aleros.


Gran relevancia histórica


El Real Seminario de San Carlos es uno de los inmuebles de carácter religioso más importante y de mayor calado histórico de los que actualmente existen en la capital aragonesa. Por sus muros han pasado ilustres como el escritor bilbilitano Baltasar Gracián o el jesuita San José Pignatelli, y allí se guarda la magnífica biblioteca dieciochesca del ministro zaragozano del rey Carlos III Manuel de Roda. Construido, al parecer, sobre el solar que antes había ocupado la sinagoga mayor de la judería zaragozana, se levantaron a finales del siglo XVI el colegio e iglesia de la Inmaculada, pertenecientes a la Compañía de Jesús.


Después, ya en el siglo XVIII, se renovó toda la ornamentación interior de la iglesia (de origen gótico tardío), convirtiéndose en el conjunto más suntuoso del barroco zaragozano y en modelo para numerosas obras posteriores. Tras la expulsión de los jesuitas (1767) pasa a denominarse Real Seminario de San Carlos Borromeo, en honor del mencionado monarca Carlos III.