OBRAS DEL TRANVÍA EN ZARAGOZA

Los técnicos que protegieron los restos en 2002 piden que no se excave a mayor profundidad

La empresa dice que no se perforará la capa que los recubre, pero tendrá que variar sus planes en IndependenciaLa obra en la plaza de Paraíso se queda pendiente de la evaluación de los sillares aparecidos.

Varios trabajadores.
Los técnicos que protegieron los restos en 2002 piden que no se excave a mayor profundidad
OLIVER DUCH

El límite está claro: la capa geotextil que recubre los restos del arrabal musulmán que descansa bajo el paseo de la Independencia no se debe atravesar. Esta es la conclusión a la que llegan los geólogos y arqueólogos que trabajaron con los restos en 2002, cuando se abrió en canal esta céntrica vía para realizar el frustrado proyecto del parquin. La construcción del tranvía recogía actuaciones por debajo del nivel de esta capa, situada aproximadamente a 1,4 metros, aunque desde la sociedad encargada de la obra aseguran que se cambiarán los planes previstos para cumplir la premisa de los técnicos, y que «se hará lo que sea para no perforar la capa geotextil».


Alberto Gracia fue el geólogo que hace nueve años analizó los restos del barrio musulmán de Sinhaya, valoró su sensibilidad y dictaminó la necesidad de cubrirlos. Señala que la capa geotextil que se instaló en su día «no debería rebasarse», ya que hace una importante labor de protección y de «reparto de cargas». «Si se supera, habría que repararla de alguna manera, ya que es lo que permite distribuir el peso de la circulación de los coches, autobuses y, desde ahora, el tranvía».


Gracia explica que en su día los muros y pavimentos musulmanes se cubrieron con una primera tela geotextil. Encima se colocó una capa de tierra seleccionada y compactada de entre 15 y 20 centímetros y, sobre ella, un segundo cubrimiento de geotextil reforzado «para distribuir las tensiones del tráfico». El objetivo era conservar unos restos que, según considera Gracia, «son muy frágiles».


Manuel Martín-Bueno, catedrático de arqueología que fue miembro de la comisión que se creó para examinar las obras de Independencia en 2002, coincide en que «el nivel en el que se encuentran ahora no se puede sobrepasar en absoluto, está catalogado y clasificado». Si esto se cumple, señala, «no tiene por qué haber afecciones». Sin embargo, reconoce que para unos restos «endebles» como los del barrio musulmán, unas obras no son la mejor terapia: «Cuando algo está enfermo, es mejor no tocarlo». Y en el caso de tener que hacerlo, la clave es «saber dónde están las cosas para poder actuar sin grandes riesgos».


Más que las afecciones que haya podido tener el arrabal musulmán, a Martín-Bueno le preocupa «que las obras hayan podido empezar sin el permiso de Patrimonio», como denunció la semana pasada la consejería de Cultura de la DGA. «Zaragoza, desde el punto de vista normativo, es una ciudad avanzada, no sé por qué ahora se ha hecho esto a toda prisa», denuncia.


Francisco Javier Gutiérrez, director de los trabajos arqueológicos que se realizaron en 2002 en Independencia, señala por su parte que la clave en este caso es «el seguimiento arqueológico que se haga de la obra». Y apunta que, además de las precauciones que hay que tomar en Independencia, la obra debería servir para «dar una solución a los restos que hay entre las murallas romanas y la Zuda». «Habría que intervenir porque así está muy feo y por ahí pasa mucha gente», concluye.


La empresa constructora, Los Tranvías de Zaragoza, insiste en que no se atravesará la capa que cubre los restos de Sinhaya, para lo cual tendrá que variar detalles del proyecto. «Sería más fácil que no hubiese un límite para poder excavar, pero son dificultades que se pueden superar», señalaron fuentes de la compañía, que en Independencia acomete ahora trabajos generales de servicios que hay que renovar o modificar.


Dudas en la plaza de Paraíso


Otro de los puntos clave desde el punto de vista patrimonial es la plaza de Paraíso, donde han aparecido los pretiles de un puente que parece ser decimonónico. Desde Los Tranvías de Zaragoza señalaron que ayer se estuvo limpiando esta estructura, y que ahora se tiene que «documentar y ver qué valor tiene». Según las conclusiones que se extraigan podrían variar los planes previstos en la zona, donde hay que levantar el cubrimiento del Huerva para renovar la estructura, aunque en la empresa no esperan que conlleve retrasos significativos.



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