ZARAGOZA

El Banco de Santander se queda el edificio del café Madrid tras años de deterioro

La entidad financiera asume la propiedad, hasta ahora de una inmobiliaria, pero aún no tiene planes de rehabilitación.El Ayuntamiento no descarta forzar una mejora integral, pero admite su complejidad.

Edificio del antiguo café Madrid.
El Banco de Santander se queda el edificio del café Madrid tras años de deterioro
CARLOS MONCíN

El Banco de Santander se acaba de hacer con el emblemático edificio del café Madrid, situado en el número 1 de la avenida de Madrid. El cambio de propiedad se ha producido después de años de progresivo deterioro del inmueble, que está catalogado por su interés arquitectónico y que sigue pendiente de una profunda reforma que le devuelva su viejo esplendor.


El cambio de propiedad de la finca, que ocupa un solar de unos 235 metros cuadros, se produjo el pasado 19 de mayo, según consta en el registro de la propiedad. Además del local del café Madrid, hay espacio para otras dos tiendas y seis viviendas. El Banco de Santander se hizo con la totalidad de la finca «por cesión y adjudicación en pago de deuda». Hasta ese momento, la titularidad del inmueble era del grupo Artal.


Además del número 1 de la avenida de Madrid, el edificio se completa con el número 3 y 5, así como con el número 81 del paseo de María Agustín. En los últimos años se ha procedido a hacer algunos apaños, como cuando se pintó la fachada en el año 2007. Pero eso no ha impedido que haya avanzado su degradación.


Fuentes del Banco de Santander no quisieron desvelar los detalles de la operación. Indicaron además que por el momento no hay ningún plan concreto respecto al futuro del edificio, construido en 1889 y un ejemplo del «eclecticismo» de la arquitectura del siglo XIX, según consta en el catálogo de inmuebles protegidos del Plan General de Ordenación Urbana de la capital aragonesa.


Pese a que los balcones están apuntalados y la cubierta protegida para garantizar la seguridad en la vía pública, se ha ido agudizando su deterioro. No en vano, la trasera del número 81 de la avenida de Madrid tiene sus balcones en mal estado, muchas ventanas abiertas, y se acumula restos de basura y muebles viejos. Los vecinos del entorno han expresado en numerosas ocasiones sus quejas por las malas condiciones en el que se encuentra el inmueble.


«Siempre quise rehabilitar»


Uno de los propietarios minoritarios es el hostelero Emilio Lacambra, que regenta el también emblemático restaurante zaragozano Casa Emilio, situado en el número 5 de la avenida de Madrid. Lamenta la degradación que ha sufrido el edificio, pero advierte de que el Ayuntamiento solo admite una intervención conjunta y que él no tiene la mayoría de la propiedad. «Yo siempre he querido rehabilitar, pero quien tenía que dar luz verde era el grupo Artal», afirma el hostelero acerca de los problemas para actuar en el inmueble.


Lacambra considera que durante estos años la inmobiliaria ha tratado de dejar que el edificio fuera muriendo poco a poco. Un gran incendio, la presencia de okupas, robos en su establecimiento y varias inundaciones se convirtieron en recurrentes durante una etapa. En medio, dos procesos judiciales en los que la inmobiliaria intentó, sin éxito, que el inmueble fuera declarado en ruinas. Después, los años siguieron pasando para el viejo edificio del café Madrid, que hoy sigue a la espera de una oportunidad.


El Ayuntamiento es consciente del problema. Fuentes municipales informan de que el estado de la estructura del edificio es bueno, pero también que por el deterioro urbano que arrastra precisa de profunda reforma. No en vano, en los últimos años se han hecho ejecuciones subsidiarias para garantizar la seguridad, como la consolidación de balcones o aleros.


Las citadas fuentes indican que al no haber un único titular (en los número 3 y 5 hay otros propietarios), las opciones de un acuerdo entre ellos para acometer la reforma se complican. Subrayan que una solución podría pasar por una modificación del plan general con el objetivo de fijar un modelo de cooperación por el que el Ayuntamiento asume las obras y carga los costes de manera obligatoria a los propietarios. Pero esta operación también tiene riesgos de carácter jurídico, como también admite el consistorio.