CAMPO DE BORJA

Los Mayumaná de Ainzón

Utilizan contenedores y botes vacíos de pintura para hacer música, al igual que el popular grupo israelí. La 'School of Percussion' nació para mejorar conductas y ahora los alumnos de 5º y 6º hasta hacen minigiras.

Los chavales de 'School of Percussion' improvisaron una actuación en el colegio el pasado viernes.
Los Mayumaná de Ainzón
C. ADáN

Un bote de pintura vacío bien tocado puede dar mucho juego. Y más cuando se pinta de verde, el color que se ha convertido en la seña de identidad de los chavales de 'School of Percussion'. Los contenedores para reciclar cartón (lo único azul en este grupo) son también otros de los instrumentos estrella de estos alumnos del colegio de Ainzón, cuya música, ritmo y danzas recuerdan al popular grupo de origen israelí Mayumaná. Aunque conste que no se puede acusar a nadie de plagio porque la mayoría de ellos ni siquiera han oído hablar de estos reconocidos percusionistas. Y porque, además, lo suyo es un arte innato. No hay más que verlos (y, sobre todo, escucharlos) para comprobarlo.

La idea surgió de un carnaval y, como gustó, continuaron con el proyecto. Después, se planteó como una actividad con cierto efecto terapéutico. «Había un curso un poco problemático y comenzamos a utilizar la percusión para mejorar su comportamiento», explica Noemí Sierra, coordinadora del grupo y profesora del colegio El Pomillo de Ainzón. Y comenzaron a tocar y los alumnos se engancharon a la percusión.

Alba Enguita es una de las niñas de 12 años que forma parte del grupo. Tenía experiencia con el saxofón, pero no en la batucada, a la que se ha acomodado rápido. Víctor Aznar, de 11 años, toca con mucho ritmo el cubo de pintura, aunque también destaca con el agogó, instrumento de percusión que proviene de Brasil. «Me gusta mucho la música», asegura Víctor. Y no es el único. Ángela Lambea, de 10 años, también disfruta mucho de los ritmos. Lo que más le gusta es tocar la 'Samba', pero este año también ha empezado a ensayar con la banda municipal y se atreve con el clarinete.

«Se trata de experimentar con la música», cuenta Noemí. Y también con el cuerpo. Daniel Pérez, otro de los coordinadores del grupo y profesor del centro, ha creado una pieza de percusión corporal en la que los instrumentos no son otros que sus manos, sus piernas y sus voces.

Y esta se ha convertido ya en una de las piezas estrella del repertorio. Su última actuación fue en la fiesta de la comarca de Campo de Borja, que se celebró el pasado 4 de junio en Ambel. La próxima cita con el público la tendrán en Talamantes el próximo septiembre. Sus minigiras les llevan todos los años a un mínimo de cuatro o cinco pueblos. No cobran por sus actuaciones, aunque la condición para contratarles es abonarles el viaje en autobús y una buena merienda.

La primera vez que actuaron para el público fue, como no podía ser de otra forma, en su pueblo, con motivo de la fiesta de San Isidro. De hecho, el Ayuntamiento de Ainzón ha colaborado económicamente en la compra de materiales. «Es una satisfacción a nivel local que se pueda exportar su trabajo», comenta la ex alcaldesa, María Isabel Tabuenca. Nuria Castán, concejala de Cultura, asegura que la nueva corporación ha tomado el testigo y seguirán apoyándoles. Además, quiso destacar la labor de los profesores.

Este grupo lo forman 29 alumnos de 5º y 6º de Primaria y algunos de 1º y 2º de Secundaria, que dejaron el colegio para irse al instituto, pero no han querido salir de la escuela de percusión. La mayoría de ellos no conocen al grupo de Tel Aviv, aunque quién sabe si algún día podrán formar parte del cosmopolita Mayumaná. O incluso sustituirlos en los teatros de todo el mundo.