SERVICIOS FUNERARIOS

Las incineraciones ya superan a las inhumaciones en el cementerio de Torrero

Las cremaciones en el camposanto de la capital aragonesa han pasado de suponer un 31% a un 57% en diez años. La escasez de hornos por las obras ha obligado a alargar los turnos de trabajo, que empiezan a las 7.30 y acaban a las 22.00.

Cementerio
Las incineraciones ya superan a las inhumaciones en el cementerio de Torrero
ARáNZAZU NAVARRO

De alguna forma hay que despedirse de este mundo, y parece que cada vez son más los que optan por ser incinerados. La tendencia se ha consolidado en la última década, aunque son las capitales las que lideran este fenómeno. En Zaragoza ya hay más cremaciones que entierros. Huesca y Teruel han estrenado recientemente hornos incineratorios y las funerarias aragonesas corroboran que esta opción sigue al alza.


El año pasado, el cementerio más importante de Aragón, el de la capital aragonesa, recibió los restos de 3.334 fallecidos que optaron por la cremación, frente a los 2.476 que se inhumaron. Es decir, la opción mayoritaria (así sucedió en el 57% de los casos) fue la que cumple rápidamente con la máxima que augura que en polvo nos convertiremos.


En este camposanto, la tendencia se ha consolidado poco a poco y alcanzó un punto de inflexión en 2007. En el año 2000, las incineraciones suponían el 31% (en ese año se incineró a 1.621 personas frente a las 3.546 inhumadas). Siete años después se llegó ya al equilibrio (3.026 incineraciones frente a 2.930 enterramientos) y, desde entonces, la cifra de cremaciones no ha dejado de aumentar.


Hay que tener en cuenta que estos datos corresponden solo a los fallecidos que se han quedado físicamente en Torrero. Algo diferentes son los que manejan en Serfutosa (Servicios Funerarios de Torrero SA), la concesionaria que explota el complejo del cementerio. En este caso, no solo contabilizan el proceso de los fallecidos que luego serán enterrados en Torrero, sino también el de los que son destinados a los pueblos de alrededor.


El gerente, Manuel Gracia, explica que en Zaragoza se producen 7.200 fallecimientos al año, lo que da una media de 20 al día. Según sus estadísticas, un 46% son incineraciones, un 34% inhumaciones y hay un 20% de casos a los que no les siguen la pista, porque son traslados a otros pueblos y localidades. «Extrayendo los datos, aunque pueden resultar un poco fríos, 9,2 personas se incineran; 6,8 se entierran en nicho o tierra y 4 se trasladan», afirma.


Además, hasta hace poco, Serfutosa asumía las incineraciones de prácticamente todo Aragón y de lugares como Andorra La Bella. «Ha sido así hasta hace un año, cuando se han abierto nuevos recursos», explica.


Su estadística es, por tanto, representativa de lo que ha ido sucediendo en Aragón en la última década. Según sus conclusiones -que no coinciden al detalle con los del Ayuntamiento porque incluyen los traslados- en el año 2005 se incineró a 2.622 fallecidos; en 2008 fueron 3.177 y, en 2010, 3.469. En lo que va de este año 2011, ya han sido 450 las cremaciones.

 

Sobrecargas puntuales

Los datos revelan un cambio social de primer orden, en el que la vida y la muerte tienen ahora un significado diferente al que alcanzaron hace algunas décadas. Pero, además, la tendencia ha propiciado no solo la apertura de nuevos recursos en las tres provincias, sino la reforma y ampliación de los que ya existen.


Este es el caso del cementerio de Torrero, que está de obras desde el pasado mes de junio. La reforma podría inaugurarse en unas tres semanas.


«Hasta junio, utilizábamos tres hornos con capacidad para unos 15 fallecidos al día, pero ahora, de momento, tenemos solo dos. Lo que hemos hecho para paliar el problema, que se resolverá en cuanto se inauguren los 4 hornos totalmente nuevos, ha sido alargar los turnos, y ahora trabajamos de 7.30 a más de las diez de la noche», comenta Manuel Gracia.


Aunque él mismo reconoce que los tres que funcionaban hasta junio eran más que suficientes para la demanda, lo cierto es que durante los meses de enero y febrero se ha sufrido un 'pico' de defunciones causado por la patología invernal.


«Si la media es de 20 muertes al día, hemos llegado a tener hasta 35 decesos en la misma jornada. En estos casos de sobrecarga, que han sido puntuales, se decidió adelantar y prorrogar los servicios entre las 7.30 y las 22.00 para facilitar las cosas», concreta.


En esas jornadas, algunos velatorios sufrieron retrasos de 24 horas (en total, Torrero tiene ahora 16 velatorios, insuficientes si por ejemplo morían 20 personas). Además, el Ayuntamiento, para paliar los problemas, pidió a los hospitales de referencia de la ciudad que habilitaran sus tanatorios.


No obstante, las funerarias aseguran que los retrasos no son la tónica y que, como mucho, suelen ser de 24 horas. «Lo que sí que creemos es que en Zaragoza se va implantando la incineración como una opción prioritaria», destaca Miguel Caro, de Funeraria La Estrella.

 

Los desheredados

Por otra parte, existe un servicio que prestan los Ayuntamientos y que no es muy conocido. Cuando alguien fallece sin recursos o sin familia, es el municipio el que se hace cargo de él, dentro de lo que se conocen como sepelios benéficos. En el caso de Zaragoza, los gestionan los servicios jurídicos municipales, y el año pasado se dio sepultura por esta vía a 48 personas.


«Llegan con un certificado del Juzgado o bien con un informe de los asistentes sociales, que certifican el desamparo económico. Se les entierra en un nicho de forma gratuita durante 5 años», explican fuentes municipales.


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