INVESTIGACIÓN DE LA MUERTE DE BEATRIZ ORTEGA

Varios testigos vieron nerviosa en un bar a la mujer que cayó de un tráiler

La fallecida, de 31 años y vecina de Villanueva de Gállego, y su novio estuvieron minutos antes del suceso en la gasolinera de Briones (La Rioja).

El camión en el que circulaba la pareja, después del suceso.
Varios testigos vieron nerviosa en un bar a la mujer que cayó de un tráiler
C. VALDERRAMA

La Guardia Civil continúa investigando la muerte de Beatriz Ortega, la vecina de Villanueva de Gállego que cayó de un camión en marcha el pasado 9 de febrero. El suceso se produjo cuando el vehículo circulaba por el kilómetro 437,700 de la N-232, a la altura de la localidad riojana de San Asensio. El conductor del tráiler era el novio de la víctima, quien explicó que la caída se produjo de forma accidental, cuando la mujer se estaba quitando un jersey. Tras prestar declaración, ese mismo día quedó en libertad.

Según fuentes oficiales, el informe de la autopsia aún no se conoce. Pero mientras llegan los resultados, los investigadores están intentado reconstruir los últimos minutos de vida de la fallecida. Y lo han hecho apoyándose en los testimonios de las personas que coincidieron con la pareja poco antes del suceso. Según publicó ayer Diario La Rioja, la mujer llegó pidiendo ayuda a la estación de servicio de Briones. Al parecer, lo hizo visiblemente nerviosa y diciendo que su novio le había amenazado «con una barra de hierro».

Los testigos han relatado que apenas unos minutos después llegó el joven, R. S. D., de 27 años. Bajó del camión y se dirigió hacia el bar, donde se encontraba Beatriz Ortega. Las personas que acompañaban a esta última recuerdan que su novio le dijo que había hablado con su padre, y que este le había pedido que la llevara a Logroño. Pero, en un principio, ella se negó. Quienes escucharon la conversación aseguran que el hombre estaba tranquilo y que se dirigió a su novia de forma serena. Al parecer, según estas mismas personas, el novio llegó a comentar algo sobre el dinero que se habían gastado tanto él como la familia de la víctima en tratamientos psiquiátricos.

Ante la negativa de la joven a marcharse con su compañero sentimental, este decidió coger su camión y marcharse. Un testigo vio cómo poco después la víctima hablaba por teléfono con el hombre, que regresó finalmente a la estación de servicio para recogerla. A ella la vieron subir voluntariamente al tráiler, sin que nadie la forzara. Apenas unos minutos después, se produjo la mortal caída.