TESTIMONIO

«No he oído sirenas ni nada, pero había muchísimo humo»

Algunos de los vecinos que tuvieron que ser evacuados explicaban ayer cómo se habían enterado de lo sucedido.

Estaban durmiendo cuando los bomberos llamaron a la puerta de su casa y les dijeron que tenían que desalojar. «No he oído ni sirenas ni nada, pero al abrir la puerta he visto que había muchísimo humo y me he asustado». Lo cuenta Cristina Redondo, que abrió la puerta a un bombero que llevaba puesta una mascarilla y otras más para ella, su marido, Luis, y su hijo Leo, de cinco años.


Esta familia vive en un segundo piso del bloque número 11 y fueron desalojados sobre las cinco y media de la mañana. «Nos hemos ido a casa de mis padres, que viven aquí al lado», comentaba Cristina. «La verdad es que no nos hemos asustado mucho porque nos han dicho que estuviésemos tranquilos y nos vistiéramos antes de salir que nos daba tiempo», añade esta vecina. Cuando regresaron a casa, su marido bajó al garaje para comprobar si su coche se había visto afectado y apagó con un extintor un pequeño fuego que se había reavivado.


Otra vecina del inmueble de enfrente, el número 13, aseguraba que había sido su marido el que se había percatado de que ocurría algo porque había oído mucho ruido. «Al despertarme he visto que teníamos todo el pasillo negro -apuntaba-. Toda nuestra casa está negra y además ahora no tenemos agua ni teléfono». «Una vecina me ha contado que cuando se ha despertado le ha dicho a su marido que tenía la cara negra y él le ha respondido que ella también la tenía así», añadía.


Carlos Mora y María Rivas, que viven en el séptimo del número 13, explicaban que no se enteraron de nada hasta que se despertaron. «Nadie nos ha avisado de nada. Por la mañana, hemos visto que la terraza estaba negra», decían, mientras leían que la red de saneamiento había desaparecido por el fuego y que evitaran utilizar el desagüe.


Al mediodía, numerosos vecinos habían sacado los coches del garaje y se disponían a lavarlos para quitarles el hollín. Aunque antes todos sacaban fotografías y comprobaban si tenían daños para reclamar a sus seguros. «Me he librado por poco -decía un vecino- que estaba revisando su vehículo. Mi coche está justo enfrente de los que han ardido».