EDUCACIÓN Y SALUD

Los piojos no hacen novillos

Un pico en la plaga de estos parásitos llega a al menos cinco colegios de la ciudad. Los farmacéuticos advierten de los riesgos de utilizar mal los tratamientos.

«Ocurre en las mejores familias. Sabemos que no es un descuido de la higiene. Le puede pasar a cualquiera. Por favor, acuda a la farmacia más cercana y pida un tratamiento: su hijo tiene piojos». De la mano del humor, un maestro de primaria del centro de la ciudad extiende desde hace tres semanas notas casi diarias a los padres de sus alumnos. Ese es el tiempo que una nueva plaga de piojos lleva extendiéndose por los colegios de la capital. Al menos cinco han detectado casos en sus aulas y otros tantos han enviado a los padres notas para prevenir que los niños se infesten. Esto se ha reflejado en un aumento de la venta de tratamientos en las farmacias.

El Ministerio de Sanidad calcula que entre el 5% y el 14% de los escolares sufren pediculosis capilar (tienen piojos) cada año y los profesores conocen al dedillo los protocolos de actuación: examinar las cabezas, detectar a quién le corretean los parásitos y avisar a sus padres. En algunos centros mantienen que la mejor solución es 'aislar' al que los sufre. «Su hijo deberá permanecer en casa hasta que hayan desaparecido los parásitos, tanto los piojos como las liendres», reza una de las circulares enviadas a las familias en los últimos días.

Estos insectos aparecen de forma cíclica durante el curso escolar, cuando se cumplen tres de las condiciones que favorecen la aceleración del ciclo de estos parásitos: el invierno, la presencia de niños y el contacto físico entre ellos. A diferencia de lo que ocurre con otros insectos como mosquitos o pulgas, los piojos no mueren en invierno. «Su morfología -son aplanados- les permite tener la mitad del cuerpo pegado al del hospedador, calentarse con la temperatura del cuerpo de esa persona y no morir de frío», explica Javier Lucientes, profesor del departamento de patología animal en la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Zaragoza. Este explica que los piojos también existen en verano, pero «hay más posibilidades de que se sequen con el calor y desaparezcan», matiza.

El contagio es rápido y se produce mediante el contacto directo entre cabezas o por compartir prendas como gorros o bufandas. «No son grandes saltadores ni voladores como se cree popularmente», asegura Raquel García Fuentes, del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Zaragoza. Esta recuerda, además, que no tienen que ver con la falta de limpieza.

Los piojos se sienten especialmente cómodos en la población infantil -sobre todo en las niñas púberes por cuestiones hormonales-, aunque no todos las personas son capaces de tenerlos. «Depende de la cantidad de pelo y de la calidad, no les gusta ni el muy recio ni el muy fino porque les cuesta más agarrarse con sus pinzas», aclara el profesor de Veterinaria.

Los remedios

Los 'capacitados' para tenerlos sufren picores por la reacción alérgica que produce el picotazo del artrópodo (inyecta saliva con anticoagulante, anestésico, vasodilatador, antiplaquetario...). Para calmar el prurito y desterrar estos insectos hay tratamientos con diferentes principios activos: permetrina, lindano o malathion. Aunque recientemente han aparecido otros a base de aceite de coco y anís. El precio ronda los 15 euros. Entre los más demandados -especialmente en herboristerías- está también el champú de árbol de té.

«Se aconseja repetir el tratamiento cada semana o diez días y lavar la ropa de cama, toallas, prendas de vestir e, incluso, peluches, con agua caliente (unos 60 grados)», recuerda García. Para prevenirlos no existe ningún remedio infalible y la lucha contra ellos comienza a recrudecerse, ya que el mal uso de algunos productos destinados a combatirlos está causando justo lo contrario: que se creen resistencias y que estos insectos se vuelvan más fuertes.