ZARAGOZA

De lo que es y fue la azucarera

Los vecinos pueden visitar esta semana las obras de consolidación de estos edificios, emblema de la arquitectura industrial aragonesa. Quienes habían trabajado en las instalaciones vieron con tristeza su abandono

Mariano Barbó y Maribel Cornago, durante la visita de ayer a la azucarera de Alagón.
De lo que es y fue la azucarera
C. A. C.

La azucarera era toda una ciudad dentro de Alagón. Trabajaban más de 1.100 personas y durante mucho tiempo, desde que se inauguró en 1990, fue el motor de la industria de la Ribera Alta. En 1993 dejó de tener actividad y, desde entonces, muchos vecinos de la localidad, que entonces trabajaron en ella, no habían vuelto a visitarla. Ayer lo volvieron a hacer con motivo de unas jornadas de puertas abiertas organizadas por el Ayuntamiento para dar a conocer las obras de consolidación llevadas a cabo para evitar que este edificio industrial siga deteriorándose.


A sus 85 años, Mariano Barbó, vecino de Alagón, volvió a recorrer ayer las naves en las que empezó a trabajar cuando era adolescente. Entró para ocupar el puesto que había dejado libre su padre, que murió durante los años de la guerra. Estaba emocionado, pero al mismo tiempo desilusionado por lo que había sido todo aquello y lo que era ahora.


«Trabajaba de mecánico y arreglaba las piezas de las máquinas que se estropeaban», comenta Mariano mientras señala el lugar por el que entraban los trenes llenos de remolacha. Dentro de esa 'ciudad' había empleados de todos los gremios y una casona señorial en la que vivía el director de la industria y su familia.


Maribel Cornago entró a trabajar en 1972 en el estuchado (donde estaban empleadas la mayoría de las mujeres) y estuvo 33 años. «Aquí estaban las turbinas», recuerda al ver uno de los viejos edificios. «Esto no tiene nada que ver con lo que aquí había», añade melancólica. «La verdad es que me he llevado una desilusión», apunta.


Los vecinos creen que recuperar el esplendor de lo que hubo en esos edificios, abandonados durante años, es prácticamente imposible, pero esperan que, al menos, se mantenga lo que existe. «No hay que perder nuestra memoria, mirar atrás siempre es bueno», comenta Aurora, otra vecina del pueblo que trabajó en el laboratorio como ayudante del químico. «Era como una ciudad dentro del pueblo -asegura-, pero el problema es que durante mucho tiempo estuvo abandonada».


Abandonado durante años


Los edificios de la azucarera han sido víctimas del olvido, primero, y del vandalismo y de varios incendios, después. El entorno de las diferentes naves mantiene solo una de las dos chimeneas que formaron parte del paisaje alagonés durante mucho tiempo. De la segunda, solo queda la parte baja. Las cigüeñas se han afincado allí.


El Ayuntamiento y Ebrosa, que compró los terrenos a Ebro Puleva, tienen un convenio para urbanizar esa zona, en la que estaban previstas más de 800 viviendas.


De momento, el Consistorio ha invertido medio millón de euros en la consolidación de los 16 edificios catalogados. Además, en el convenio prevén que la nave principal, de unos 13.000 metros cuadrados, mantenga las fachadas y en su interior se construyan un centenar de viviendas protegidas. El proyecto incluía que la nave de la pulpa se destinara a uso comercial o cultural, aunque todavía no se ha concretado.


El conjunto de edificios de la azucarera fueron declarados Bien Catalogado del Patrimonio Cultural Aragonés el 19 de abril de 2007, ya que se trata de uno de los conjuntos de arquitectura industrial más interesantes de la Comunidad.


Todos los edificios catalogados son propiedad del Ayuntamiento. Los que corresponden a la fábrica, ampliación de esta, filtros de negro y lavadero de remolacha se destinarán a vivienda protegida. El resto de edificios albergarán equipamientos públicos. En cuanto a las naves utilizadas en su día como secadero y almacén de pulpa, estas podrían tener uso comercial y hotelero.


Durante toda la semana, los vecinos podrán conocer una parte de su historia local, viendo lo que fue y lo que ahora es la azucarera.