SAN VALERO

San Valero: entre la fiesta y la reivindicación

El frío dio una tregua a la celebración de San Valero, que este año contó con pocas actividades culturales y religiosas.

La corporación municipal de Zaragoza se dirige a la Seo
San Valero: entre la fiesta y la reivindicación

Ni la lluvia caída durante la noche, ni las bajas temperaturas, ni la ausencia de los rayos de sol impidieron que los zaragozanos salieran ayer a la calle a celebrar el día de su patrón. Como cada año, la plaza del Pilar fue el espacio más visitado y el que concentró el mayor número de actividades con música, encuentros culturales y religiosos, actuaciones infantiles y numerosos puestos donde comprar el tradicional y delicioso roscón.


«Ay, hija mía, no debía comer porque tengo azúcar. Pero es que ¡está de rico!», decía Isabel Hernández con los labios manchados de nata, después de haber abierto la caja en plena plaza y haberle dado un buen mordisco al roscón. ¿Quién puede resistirse a degustar tan delicioso manjar? «Yo no, eso está claro. Prefiero no comprarlo en Reyes -por la dieta- pero en San Valero es sagrado porque es nuestro patrón y lo manda la tradición», afirmaba Miguel Ángel Gutiérrez, mientras compraba un par de ellos en uno de los puestos de la plaza del Pilar. Aunque había una larga cola de espera para poder adquirir un roscón, los tenderos comentaban que no era su mejor año. «Se está vendiendo menos, parece que la crisis afecta hasta en la compra de cosas pequeñas en los días señalados», apuntaba el más veterano de los vendedores. «Antes compraban para los hijos, los nietos... pero ahora es uno por familia», señalaban en el puesto colindante. En total, los pasteleros estiman que ayer se consumieron 75.000 roscones.

 

El brazo del santo

Pero no solo había cola para deleitar el paladar, sino también para entrar al ayuntamiento, a la Lonja, a la Seo y a los diferentes museos de la ciudad. El motivo es que ayer -y también hoy- la entrada es gratuita. «Estas ocasiones hay que aprovecharlas. Soy mayor, tengo poca pensión y no puedo andar gastando el dinero en entradas», explicaba Mª José Ezquerra nada más salir de visitar la Lonja. «Ahora nos toca la Seo y después a comer todas las amigas juntas, que eso también es costumbre», decía su compañera Teresa Marco.


La mayor parte de los congregados en la plaza del Pilar acudieron a la eucaristía celebrada en la catedral, a la que también asistió la corporación municipal de Zaragoza, encabezada por el alcalde, Juan Alberto Belloch. Allí, los presentes aprovecharon para ver al santo y besar sus reliquias.


Por primera vez, los feligreses pudieron besar el brazo de San Valero en lugar de la reliquia que guarda en su interior, y que los visitantes besan cada año. «Hemos pensado que es más cómodo y más bonito que besen el brazo porque la reliquia hay que sacarla y acercarla a cada persona, mientras que el brazo está fijo y es el feligrés el que se acerca y lo besa», comentaron los encargados de velar los restos del santo. «Vengo todos los años porque es un lugar precioso y besar al patrón nos da la fuerza necesaria para que nos vaya bien todo el año», contaba Ángel Latorre emocionado.


Alguna que otra lagrimilla soltaron también las personas que dieron su firma ayer para que el Canto a la Libertad de José Antonio Labordeta se convierta en el himno de Aragón. «Me parece una idea muy buena que recojan firmas en un día como hoy en la plaza del Pilar, porque la gente se siente zaragozana y aragonesa y Labordeta era, sobre todo, Aragón», decía Javier Navarro bolígrafo en mano. Con los apoyos obtenidos ayer suman más de 10.000 firmas.

 

De carne y hueso

Los más pequeños también tuvieron su dosis de diversión. La esperada comparsa de gigantes y cabezudos salió del Ayuntamiento a las 11.00 y danzó por Don Jaime, el Coso y la calle de Alfonso seguida por decenas de niños entusiasmados que escapaban de los cabezudos o disfrutaban del espectáculo subidos a hombros de sus padres. «Mira mamá, ¿llegan hasta el cielo, no?», preguntaba un pequeño mientras alzaba la cabeza hacia arriba y miraba ensimismado un gigante.


Y tras la comparsa, actuación de los Titiriteros de Binéfar y visitas teatralizadas en el ayuntamiento. Por la casa consistorial se paseó el mismísimo San Valero que, ataviado con sus mejores galas, entretuvo de buena gana a mayores y niños. «Los romanos eran un pueblo terrible que se extendió por todo el Mediterráneo. Aquí en Caesaraugusta, yo, Valero, como representante de una humilde congregación cristiana, fui perseguido por mi fe, igual que todos los que vivían en estas tierras», recordaba el patrón. «¿Es el santo de verdad, papá?», preguntaba un niño. «No, tesoro, es solo un actor pero lo hace muy bien. Escucha lo que te está contando», le contestaba el padre prendado por la explicación.


Por otro lado, mil ciudadanos deportistas participaron en la II Carrera popular del Roscón, de 10 kilómetros de recorrido y que comenzó en la Torre del Agua. «El tiempo nos ha acompañado, porque no ha llovido y no hemos notado el cierzo», comentaba uno de los corredores. «El recorrido ha estado bien. Hemos pasado por el Parque del Agua, las riberas del Ebro y el recinto de la Expo».