VANDALISMO EN ZARAGOZA

El incendio de 24 contenedores en 18 días causa daños de entidad en cuatro edificios

Los vecinos de un inmueble de Las Fuentes tuvieron que abandonar sus casas ayer de madrugada al ver las llamas en sus ventanas. El gasto mensual supera ya los 21.000 euros.

El fuego afectó ayer a este edificio de la calle del Cardenal Cisneros.
El incendio de 24 contenedores en 18 días causa daños de entidad en cuatro edificios
DUCH

La quema de contenedores hace tiempo que dejó de ser una mera gamberrada para convertirse en un serio problema de seguridad ciudadana. Los pirómanos han 'estrenado' el año incendiando 24 depósitos y tres fachadas. Y aunque por fortuna los daños personales no han sido todavía graves y se han quedado en intoxicaciones leves, la preocupación aumenta. No en vano, la Policía parece incapaz de frenar este fenómeno delictivo. Al peligro que entrañan este tipo de acciones para los vecinos se suma además el elevado coste económico. Porque a los zaragozanos les cuesta ya más de 21.000 euros mensuales reponer los contenedores arrasados.

Los últimos incendios se produjeron ayer: tres en la calle del Cardenal Cisneros, en el barrio de Las Fuentes, y otro en la calle de Oviedo, en Torrero. Este último fuego fue sofocado por agentes de la Policía Local, que llegaron antes que los Bomberos. Por la hora a la que se produjo, pocos después de las cuatro de la tarde, no parece que los pirómanos estén detrás de este incendio. Sin embargo, todo apunta a que sí fueron ellos los que sobresaltaron el sueño a los vecinos del número 4 de Cardenal Cisneros.

Según informaron los Bomberos, el incendio de Las Fuentes se declaró sobre las 5.20, lo que desató la alarma entre los residentes, que llegaron a abandonar sus casas y bajar a la calle. Algo que desaconsejan siempre los especialistas en la lucha contra el fuego, ya que el riesgo de intoxicación se multiplica. Esta vez, las llamas cobraron tanta fuerza que alcanzaron la tercera planta del inmueble, en el que se deformaron ventanas y se rompieron cristales.

Según fuentes municipales, a lo largo del año pasado se quemaron 385 contenedores en los diferentes barrios de Zaragoza, 45 más que en 2009.

Sin resultados policiales

Sin embargo, pese al elevado número de casos, la Policía Nacional y la Local no consiguen detener casi nunca a los responsables. Aseguran que existen colaboración entre ambos cuerpos, pero los resultados parecen bastante pobres. No en vano, tan solo se practicaron ocho arrestos en 2010: seis jóvenes de entre 18 y 21 años, y dos hombre de 49 y 51 años. Estos últimos fueron sorprendidos por un vecino prendiendo fuego a un contenedor en el parque de Las Delicias. La Policía les atribuyó una docena de fuegos similares que estaban pendientes de resolver, pero el juez tuvo que ponerlos inmediatamente en libertad porque no existían pruebas fehacientes de esos delitos.

Hace ahora un año, se detuvo también a un joven de 25 años como presunto responsable de la quema de otros 38 contenedores, la mayoría de ellos en Las Delicias y Garrapinillos. El juez sí que decretó prisión provisional para este pirómano, que confesó que "una voz de su cabeza" le "decía" que "quemara contenedores ". Sin embargo, su estancia entre rejas no se prolongó demasiado tiempo.

Las cámaras tampoco sirven

Los incendios se localizaban al principio en puntos muy concretos, pero se han extendido ya por toda la ciudad. Pese a ello, tampoco las cámaras de vigilancia parecen servir de mucho. El Ayuntamiento cuenta con alrededor de 70 lugares controlados por sistema de vídeo. Muchos son monumentos y edificios singulares vigilados por cámaras fijas. Sin embargo, también existen cámaras móviles que son más útiles a la hora de controlar espacios públicos en los que acostumbran a producirse actos de vandalismo.

Al margen de todas las cámaras de videovigilancia de tutela municipal, en Zaragoza hay ya más de mil entidades que han comunicado a la Agencia de Protección de Datos que tienen ficheros de videovigilancia. Se trata, sobre todo, de comercios, hoteles y comunidades de vecinos que ven en estos dispositivos un método efectivo para disuadir a los vándalos. Hasta ahora, estos dispositivos tampoco han servido para detener a nadie.