jefe de montaje de taim weser en túnez

Daniel Gimeno Latorre: "Solo pasé miedo el viernes, cuando quería volver y el aeropuerto estaba cerrado"

Un turolense de 42 años regresa sano y salvo a Zaragoza tras vivir la revolución tunecina.

Daniel Gimeno posa horas después de llegar a Zaragoza procedente de Túnez.
Daniel Gimeno Latorre: "Solo pasé miedo el viernes, cuando quería volver y el aeropuerto estaba cerrado"
JOSé MIGUEL MARCO

Un vecino de Montalbán (Teruel) en Túnez. ¿Qué hacía allí?

Llevo nueve meses trabajando en una planta de fosfatos de Taim Weser situada en Skira, un pueblo a 200 kilómetros de la capital.

Y, de repente, se ve en medio de una revolución. ¿No tenía miedo?

La verdad es que no. Ha sido todo muy rápido. Además, no es la primera vez que me veo en una situación como esta. Llevo 19 años en Taim Weser y, menos en Australia, he viajado por todos los continentes. La verdad es que pasé más miedo en Irán, porque estuve cuando la guerra. Trabajaba en la frontera con Iraq y tenía que ir todo el día con escolta. También trabajé en otra zona de Irán, cercana a Afganistán, un paso de droga peligroso.

Así que lo de Túnez le parece pecata minuta...

Hombre, no, porque el país está cambiando radicalmente. Pero, de verdad, no es para tanto. Solo hay tanques en una avenida de Túnez, y para impresionar. Si respetas las leyes, no hay peligro.

No parece eso viendo la televisión.

Pone nervioso escuchar los tiros por las noches. Yo me quedaba sentado. Aunque lo peor es el toque de queda. Yo nunca salí de casa. No se puede circular por la calle de 20.00 a 5.00, aunque realmente comienza a las 17.00.

Justo la hora en la que sale del trabajo, ¿no?

Sí. Esta semana no he trabajado porque no podía regresar a casa.

Es un hombre valiente. ¿De verdad nunca temió por su vida?

Bueno, reconozco que pasé miedo el viernes. Quería volver a Zaragoza, pero no podía porque el aeropuerto estaba cerrado.

Menudo fin de semana habrá pasado...

Sí, todo el mundo me llamaba para que volviera. ¡Pero era imposible! Menos mal que el lunes pude despegar.

¿Qué tal el viaje?

Me pararon varias veces en el camino hacia el aeropuerto. Conducía un coche de alquiler, que lleva la matrícula azul. Y como los que montaban los disturbios también llevaban coches de alquiler, los militares y la gente con palos me paraban. Yo ponía cara de bueno y decía que era extranjero y que me iba a mi país. Y me dejaban pasar.

¿Habló con los otros pasajeros del avión?

No. Me quedé dormido. Estaba muy cansado de la tensión acumulada. Ya me iba de allí, sano y salvo.

¿Cuándo cree usted que volverá?

Supongo que cuando acabe el toque de queda.

¿No le da respeto?

No, son buena gente. Todo se solucionará con las elecciones.

Justo hoy (por ayer) han dimitido tres ministros sindicales.

No me extraña. Los tunecinos están hartos de Ben Alí y no quieren que haya nadie de los suyos en el poder.

¿Qué sintió cuando aterrizó en España?

Mucha paz. Ya estaba en casa.

Supongo que se emocionaría al ver a su mujer y a sus hijos.

Y que lo digas. Llegué a casa y besé a mis hijos, David y Sara, de 6 y 4 años. Ellos no se enteran mucho porque son muy pequeños. Para ellos era como si volviera otra vez de alguno de mis viajes.