CAMPO DE BORJA

La restauración del claustro de la colegiata de Santa María de Borja comenzará en enero

La primera fase se centrará en los arcos. Más adelante se rehabilitará el conjunto del templo.

El Ayuntamiento de Borja comenzará en enero la primera fase de la recuperación de los arcos del claustro de la colegiata de Santa María, actualmente tapiados y muy deteriorados, con una inversión inicial de 133.000 euros.

Para su financiación se firmó recientemente un convenio sobre bienes inmuebles de propiedad eclesiástica por el que la Diputación Provincial de Zaragoza aportará 79.800 euros, 26.600 la diócesis de Tarazona y el resto el Consistorio. El proyecto, realizado por la arquitecta borjana María Martínez y el arquitecto magallonero Fermín Soto, se encuentra ahora en la Comisión Provincial de Patrimonio para su estudio y aprobación.

Según los técnicos, en estos momentos el claustro presenta "una situación lamentable por el estado de ruina al que está sometido desde hace décadas". Por ello, en principio se va a actuar sobre dos de los arcos del ala noroeste que quedarán abiertos, con vista al pequeño jardín interior, pero con un cerramiento acristalado.

Para el alcalde de Borja, Eduardo Arilla (PSOE), se trata de una intervención "necesaria que va a añadir valor al claustro porque se va a descubrir un elemento arquitectónico de gran interés artístico". Además, el primer edil consideró que la ciudad "va a ganar un espacio de mucho interés turístico".

La intervención total prevista para la recuperación del claustro rondará el millón de euros, mientras que la rehabilitación integral de la colegiata superará los siete millones. Para esta última partida, el Ayuntamiento de Borja negocia un plan director.

La colegiata de Santa María es una de las tres parroquias que existían en Borja después de la Reconquista y la única que ha llegado hasta nuestros días sin que su configuración artística haya sido sustancialmente modificada.

Poco tiempo después de que el templo, que había sido ampliado entre los siglos XV y XVI, obtuviese el rango de colegiata, que perdió en el siglo XIX, el rey Juan II de Aragón dio su permiso en 1465 para construir el claustro, que se conserva algo modificado.

Este claustro mudéjar constituye una de las piezas más importantes del conjunto del templo. La incrustación del mismo en la iglesia (fue necesario romper parte del muro y de los contrafuertes para su edificación) hace pensar en que fue construido posteriormente a la ampliación de la nave.