JUICIO POR EL ASESINATO DE MONCASI

"El acusado fue el único que habló de una peluca negra y ropa de mujer"

La Policía mantiene que Francisco Lozano dio detalles del crimen que solo podía conocer el asesino, y su familia reitera que es inocente.

El acusado, Francisco Lozano Agustín, junto a su abogado, José Luis Melguizo, en la Audiencia.
"El acusado fue el único que habló de una peluca negra y ropa de mujer"
VíCTOR LAX

Tanto los agentes del Grupo de Homicidios de Zaragoza como los de la Unidad Central de Policía de Madrid que investigaron el asesinato de Francisco Lozano Gaceo, de 53 años, cometido el 22 de enero de 2007, creen que el autor del mismo fue Francisco Lozano Agustín, de 39 años. A pesar de que en el lugar del crimen -el piso de la víctima de la calle de Moncasi- no se halló su ADN ni sus huellas, los funcionarios argumentaron que dio detalles del escenario que solo los podía conocer el autor del asesinato.


Los policías explicaron al jurado que Lozano Agustín fue la única persona -de las 200 o 300 que llegaron a entrevistar- que les habló de ropas de mujer y de una peluca negra, como la que se halló arrojada sobre la víctima en la bañera en la que fue cosido a cuchilladas. También fue la única que relató que el cadáver tenía los genitales ocultos entre sus muslos.


En su declaración policial, dijo que el fallecido, con quien se citó para mantener relaciones, le obligaba a hacer cosas que no quería y que sentía "asco y humillación". Admitió entonces -aunque el lunes ante el jurado lo negó- que se vestía de mujer en sus citas.


Los agentes argumentaron también que del análisis de los teléfonos móviles de la víctima y del acusado (que tenía dos, aunque esto lo ocultó a su pareja) concluyeron que la única persona que concertó una cita con el fallecido el día del asesinato fue Lozano Agustín. Ese 22 de enero, según comprobó la Policía, el acusado mandó cuatro mensajes a Gaceo para quedar y este le citó para esa noche.


Aunque en su declaración ante el jurado afirmó que ese día no fue y que su intención era decirle que no quería verlo porque para él "era una pesadilla", los agentes constataron que se cruzaron más de 60 mensajes a lo largo del tiempo y que todos eran para quedar y ninguno para cortar.


El letrado defensor, José Luis Melguizo, trató de desvirtuar las conclusiones de los policías e hizo hincapié en que había otros sospechosos y huellas, pero que de su cliente no se encontró nada. El abogado cuestionó la forma que tuvieron los agentes de abordar a la mujer del acusado e informarle de que mantenía relaciones homosexuales. Para los agentes fueron dos entrevistas en la vía pública "abiertas" y "coloquiales". Para la mujer fueron "agobiantes" y no le hicieron las advertencias legales de que, en su condición de pareja, podía no declarar contra él.


Ayer testificaron la mujer y los cuñados del procesado y negaron que, como declararon y firmaron en su día ante la Policía, este les dijera durante una comida que había ido "a casa del homosexual y se lo había cargado". Ayer matizaron que eso fue lo que "la Policía decía que Francisco había hecho" y que firmaron porque "tenían prisa" en recoger a sus hijas. "Yo sé que no ha matado nadie", dijo su mujer, quien añadió que el día del crimen su pareja no salió de casa.