MOVILIDAD EN ZARAGOZA

Diseños imposibles trazados en verde

Entre los 103 kilómetros de carril bici se pueden ver formas extrañas o de eficacia más que cuestionable.

Ronda del Rabal. Junto a la Torre del Agua, el carril bici se desvía para evitar la marquesina del autobús.
Diseños imposibles trazados en verde

Por la acera o por la calzada, unidireccionales o bidireccionales, de uso exclusivo o compartido... Los 103 kilómetros de carril bici de Zaragoza dan para mucho y ofrecen diseños prácticos, eficaces, seguros... pero también otros peligrosos, extraños y totalmente inútiles. Desde que las primeras vías ciclistas llegaran a la ciudad hace ya varias décadas hasta la explosión ciclista actual se han dibujado, con más o menos acierto, decenas de trazados.

Con algunos de ellos se puede hacer una galería de espacios ciclistas con finales abruptos. Hay carriles bici que terminan en descampados, otros en paredes, también en vallas, en aceras estrechas, en contenedores, en escaleras... Son terminaciones incómodas, poco o nada útiles para el ciclista y, en algunas ocasiones, hasta peligrosas para el peatón.

Otro de los problemas que suelen presentar algunos trazados ciclistas es la falta de visibilidad. Los coches aparcados que molestan en los giros y las ramas de árboles que tapan la visión del ciclista son algunos ejemplos. Los obstáculos también son un problema, y las farolas, las tapas de alcantarilla mal selladas y hasta los árboles entorpecen en ocasiones los caminos ciclistas.

También son llamativas las soluciones que se toman para evitar otros elementos urbanos, como los pasos de cebra o las marquesinas. En este segundo caso, en ocasiones se opta por pasar el carril bici por delante de la marquesina (como en Miguel Servet o camino de las Torres) y en otras por pasarlo por detrás de la parada (como en Sobrarbe o la ronda del Rabal). En cualquiera de los dos casos, la polémica está servida.