COMUNIDAD DE CALATAYUD

Los vecinos de la casa azul de Calatayud deciden si construyen un nuevo edificio

Los dueños votan hoy para levantar o no el inmueble, derribado tras aparecer una sima.

2004
Los vecinos de la casa azul de Calatayud deciden si construyen un nuevo edificio
HERALDO

La comunidad de propietarios de la conocida como casa azul de Calatayud, que se tuvo que derribar por la aparición en el subsuelo de una gran sima en noviembre de 2003, se reúnen hoy por la mañana. A las 10.00 se ha convocado la junta general para decidir si retoman el proceso de construcción de un nuevo edificio en el solar que quedó en la calle de Justo Navarro.


Según señaló el presidente de la comunidad, Juan José Langa, se expondrán las distintas opciones con las que se cuenta y que estarían dispuestas a ejecutar varias empresas. Por un lado se puede levantar un inmueble con 67 viviendas aprovechando toda la edificabilidad aprobada para esa parcela. Otra posibilidad es la construcción de las 67 viviendas, pero para transmitir a la constructora 17 de ellas y que pueda ponerlas a la venta. La tercera es ejecutar un inmueble con el mismo número de pisos que tenía el colapsado, sin levantar más alturas. En la casa azul había 52 pisos, más una decena de bajos comerciales y garajes subterráneos.


En marzo de 2006, el Ayuntamiento bilbilitano otorgó la licencia de obras para levantar el nuevo edificio en los números 6 y 8 de Justo Navarro, según el proyecto que había redactado UCL arquitectos. Contemplaba 67 pisos, 15 más de los que tenía el inmueble derribado. A petición de los afectados, se modificó el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) para esa zona, con el fin de autorizar dos alturas más y que pudieran así obtener una rentabilidad.


A mediados de 2008, y cuando ya contaban con proyecto, licencia de obras y empresa dispuesta a construir, las entidades financieras que se habían mostrado dispuestas a facilitarles el crédito hipotecario se echaron atrás. El nuevo edificio, valorado entonces en unos 12 millones de euros, no se llegó a construir. Langa indicó que en estos momentos la comunidad de propietarios contaría con la financiación para acometer las obras, pero antes los que eran dueños de pisos, locales y garajes deben votar si siguen adelante con la construcción o por ahora la descartan. En caso de acordar la edificación, tendrán que decidir con cuál de las ofertas que tienen (hay al menos cuatro empresas interesadas).


Para alcanzar un acuerdo se necesita el voto de la mayoría de los afectados, que a lo largo de estos siete años han mantenido disputas y posiciones encontradas, que incluso han terminado en los tribunales.


En la noche del 10 de noviembre de 2003, los vecinos de este inmueble (en cuya fachada predominaba el color azul, de ahí su nombre), tuvieron que salir de sus casas con urgencia y no pudieron volver a entrar. Se declaró en estado de ruina por los fallos estructurales que presentaba, y en la primavera del año siguiente se ejecutó el derribo.


Los perjudicados reclamaron al Consorcio de Compensación de Seguros seis millones de euros al considerar que el origen de los daños había sido una sima provocada por la riada de febrero de 2003, lo que habría hecho aumentar el nivel freático junto al Jalón, donde estaba la casa. Sin embargo, el Juzgado de Primera Instancia número 9 de Zaragoza desestimó la demanda de los vecinos al no poderse probar esos hechos. Esta sentencia fue ratificada después por la Audiencia Provincial de Zaragoza.