PATRIMONIO

El Ayuntamiento cede a la presión vecinal y no peatonalizará el puente de Piedra

Pérez Latorre, coautor de la última gran reforma, señala que ya en 1991 "se rectificó a última hora la decisión de hacerlo peatonal".

Imagen de una de las grietas aparecidas.
El Ayuntamiento cede a la presión vecinal y no peatonalizará el puente de Piedra
JOSé MIGUEL MARCO

"Ni se contempla". Es la respuesta que tiene el gobierno municipal a la posibilidad de peatonalizar el puente de Piedra, a pesar de que un informe realizado por el servicio de Patrimonio e Historia Cultural del propio Consistorio así lo defiende. El Ayuntamiento es consciente del fuerte rechazo que genera en los vecinos de la margen izquierda este plan, y ha cedido a esta presión hasta renunciar a toda posibilidad de impedir el paso de vehículos por el puente, "a no ser que sea imprescindible por cuestiones de seguridad".


El informe de Patrimonio alerta del desgaste que sufren los sillares, especialmente en la arcada más cercana a la margen derecha. Al realizar una reciente limpieza de vegetación en la zona, han aparecido unas grietas que alertaron de la situación del puente. Esto llevó al servicio a recomendar la prohibición de paso de vehículos, dadas las vibraciones que producen en esta infraestructura, especialmente los autobuses urbanos. Sin embargo, tanto el servicio de Movilidad como el equipo de gobierno -en boca de su vicealcalde, Fernando Gimeno- se cerraron en banda ayer a esta posibilidad, conscientes del malestar que provocaría en muchos vecinos de la ciudad, a solo siete meses de las elecciones municipales.


La idea no es nueva, y los barrios de la margen izquierda se han negado sistemáticamente. De hecho, en 1991 ya fueron clave para impedir la peatonalización del puente, prevista con la última gran reforma, acometida entonces tras 18 meses de obra. El arquitecto José Manuel Pérez Latorre, coautor de ese proyecto junto con el equipo de Fernández Casado, recuerda que el pleno municipal decidió permitir que pasaran autobuses y taxis "a diez días de la inauguración", cuando el encargo que recibieron fue el de un puente "exclusivamente peatonal", por el que únicamente pudieran circular vehículos de emergencia en casos excepcionales. "Por eso -explica- pusimos esas farolas en el centro, para señalar un camino interno para el paseo por el puente".


Esa decisión de última hora hizo que al poco de inaugurarse hubiera que cambiar parte de las losetas instaladas, que no estaban preparadas para soportar el paso de los autobuses. "El encargo fue de un puente peatonal, que es la mejor opción en este caso", señala. Como buen conocedor de esta infraestructura, opina que las vibraciones que producen los autobuses "no le van bien al puente" y que peatonalizarlo sería "lo más prudente". "Al final, no deja de ser una infraestructura de la Edad Media, seguro que esto ayudaría a prolongar su vida", apunta Pérez Latorre.


No obstante, el arquitecto dijo que "lo primero que hay que hacer es estudiar esas grietas", para analizar "si tienen importancia en el conjunto o no". La reforma que llevó a cabo en 1991 consistió en la consolidación de la infraestructura, así como en la eliminación de los voladizos y en la introducción de diversos elementos urbanos que en su día fueron polémicos, como los leones de la entrada.


Por su parte, Apudepa instó al Ayuntamiento a hacer peatonal el puente de Piedra "como medida prudencial", apuntaron fuentes de esta institución.