Casi dos años después de que las pidieran los ayuntamientos, el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino todavía no ha autorizado las limpiezas puntuales en el cauce del Ebro que reclaman seis localidades ribereñas para reducir los peligros en caso de riada. La CHE tiene prácticamente terminados los dragados que sí recibieron luz verde en Gallur y Cabañas, pero la Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental sigue sin pronunciarse sobre las actuaciones solicitadas en Novillas, Boquiñeni, Pradilla, Alcalá, Fuentes y Pina.

Según recuerdan fuentes de la Confederación Hidrográfica del Ebro, que es quien está ayudando a los municipios a tramitar sus peticiones, los proyectos y los estudios de impacto ambiental de las limpiezas salieron a información pública en mayo. Sin embargo, casi cinco meses después aún no se ha formulado la correspondiente declaración de impacto ambiental -que podrá ser favorable o desestimatoria-. Además, hay que recordar que el Ministerio tardó casi un año en decidir si todo este proceso era necesario.

Los alcaldes de las localidades afectadas asumen que, en el mejor de los casos, los dragados puntuales que han planteado no se podrán realizar hasta el verano que viene. Mientras, confían en que durante la espera no se produzca una gran avenida como la que en febrero de 2003 obligó a desalojar el casco urbano de Pradilla.

Los desvíos se siguen tramitando

Como medida de presión, los municipios han decidido no dar su visto bueno a la tramitación de los desvíos parciales del Ebro diseñados por la CHE para proteger los cascos urbanos que corren peligro en caso de riada. No obstante, el organismo de cuenca ha iniciado la tramitación de esas actuaciones denominadas cauces de alivio. Actualmente, el proceso está en fase de consultas para definir el alcance de los estudios de impacto ambiental.

Por otra parte, la Confederación tiene casi totalmente acabadas las limpiezas de cauce autorizadas en siete puntos distintos del cauce del Ebro a su paso por Gallur y Cabañas. Las obras, que comenzaron en julio y han sido posibles gracias a que esos enclaves están fuera de las zonas LIC, han permitido retirar unos 116.000 metros cúbicos de gravas ampliando así la sección hidráulica del río.