TOROS

El ruidoso sonido de la ausencia

El ruidoso sonido de la ausencia
El ruidoso sonido de la ausencia
CARLOS MONCíN

Hace un par de años me dijo Jorge Valdano que la historia también se construye con los hechos que no ocurrieron. Se lo recordó a Valdano un señor en México entre efusivos abrazos. El señor, supongo mexicano, tenía reservada una habitación en el hotel Corona de Aragón de Zaragoza para la noche del 11 al 12 de julio de 1979. Pero perdió el tren en Atocha (Madrid) y no llegó ese día a Zaragoza. La habitación que dejó el mexicano la ocupó Badiola a última hora de la noche. El futbolista acababa de llegar del Deportivo Alavés al Zaragoza junto a Valdano. Badiola, aunque no fue una de las 76 víctimas mortales del incendio, sí sufrió secuelas. No cuajó Badiola en ese sensacional extremo que deslumbró en Mendizorroza. Badiola era el fichaje estrella del Zaragoza en esa temporada. Valdano venía de relleno. El futbolista argentino, entonces un perfecto desconocido, durmió en la noche del 11 al 12 de julio en Vitoria y llegó al día siguiente a la capital aragonesa para firmar por el Zaragoza. Valdano fichó luego por el Real Madrid, fue campeón del mundo en 1986 con la Argentina del mejor Maradona, ha entrenado al Real Madrid y hoy es el director general del mejor club de fútbol del mundo. Badiola, por contra, todavía maldice su mala suerte en sus largos paseos por las playas de Ondárroa.

Esta crónica también se sostiene sobre ausencias, estridentes vacíos que subrayan que aquí, en la inmortal ciudad, pasa algo, que esto no chuta, que esto no va bien. La que concluyó ayer es la primera feria de los últimos lustros en la que no se ven a las estrellas del Real Zaragoza en el burladero. Cierto es que apenas quedan estrellas en el Zaragoza, pero ningún futbolista representativo de la primera entidad deportiva de Aragón se ha dejado caer por la plaza de la Misericordia. En los últimos años se vieron en el coso a Diego y Gaby Milito, a Leo Ponzio, a Coronita, a Galletti... Este año, nadie. Solo el doctor Jesús Villanueva, gran aficionado a los toros, ha comparecido en su habitual localidad. Tampoco se ha visto a los jugadores del CAI Zaragoza. En la etapa anterior del CAI, cuando lo presidía José Luis Rubio, fue sensible la presencia de Kevin Magee, Claude Riley, Mark Davis... Este año, nadie.

Malo cuando una ciudad no cuenta con un equipo de fútbol y baloncesto por su sitio. Malo cuando una ciudad no cuenta con una feria de toros en condiciones. Si esa ciudad acaba de superar los 700.000 habitantes y ya es la cuarta ciudad de este país llamado España, el hecho no tiene nombre. Ayer concluyó una mustia feria del Pilar con una alegre corrida de rejones. Hizo puerta grande Diego Ventura, un caballero rejoneador de categoría. De lo poco de categoría de la feria del Pilar. Información del Real Zaragoza y del CAI encontrarán en otras páginas. Páginas repletas de sonoras ausencias, como la que leen: el chirriante sonido del vacío.

El último paseíllo de la feria del Pilar. Los caballeros rejoneadores Fermín Bohórquez, Diego Ventura y Leonardo Hernández, acompañados de sus correspondientes cuadrillas, hacen entrada en la plaza de la Misericordia.

La última oreja del ciclo pilarista. Leonardo Hernández fue premiado con la última oreja de la feria. El público solicitó el premio con intensidad. No obstante, el torero a caballo más aclamado de la tarde fue Diego Ventura.