INTERPEÑAS

La familia más numerosa

Interpeñas cierra su carpa con un balance positivo y algo más de 250.000 visitantes.

Encuentro de charangas en el recinto de Interpeñas, ayer.
La familia más numerosa
TONI GALáN/A PHOTO AGENCY

Si hay una familia que ha disfrutado de las fiestas ha sido la que forman los cerca de 19.000 peñistas. "Los hijos me apuntaron para salir y divertirnos todos los días", explicaba ayer Jesús Gil, prejubilado de la peña La Murga, que con su blusón de cuadros morados y negros esperaba a que llegara la hora de comer. La carpa central del recinto Interpeñas se convirtió por segundo año en un gran salón para 4.500 comensales. Fue su fin de fiestas con una jornada para todas las edades. "Lo que más me gusta es el futbolín", decía Rubén Quílez, de siete años, sentado con una docena de benjamines de la peña Los 5000. Leire Gil, de su misma edad, añadía más atracciones a la lista. "A mí los hinchables, me he montado en el laberinto y en la jungla", relataba. Todos lucían con orgullo su uniforme con chaleco negro, adornado con un escudo por cada año de peñista. "¡Yo llevo siete!", gritaba Adrián Bello, justo su edad. Sus amigos contaban los suyos. "Los que más abundamos en la peña somos los matrimonios con niños", explicaba Belén Gracia, madre de Leire. Aseguraba que ser peñista ayudaba al bolsillo en fiestas. "Hoy la comida son dos euros por persona y los actos en la peña los pagas durante el año y no te enteras". Ensalada de pasta, lomo a la riojana y helado figuraban en el menú. También reconocía que la crisis había reducido algunos gastos que otros años eran diarios como el vermú. "Ahora vamos a casa y salimos comidos", confesaba.

Al acto de ayer no faltó el alcalde Juan Alberto Belloch, sin Maricruz pero con su hombre de los grandes eventos, Jerónimo Blasco, que flanquearon al presidente de Interpeñas, Braulio Cantera, para hacer su entrada en el recinto. Los peñistas seguían en grandes corros y se les veía más pendientes del encuentro de charangas que de la comitiva que recorría las instalaciones en soledad. "Hemos tocado todos juntos 'Paquito el Chocolatero' y 'Sierra de Luna", explicaba Javier Blasco, trompeta de la charanga Pifola, de Calatayud, contratados por la peña BO2. Alrededor de 15 agrupaciones se reunieron por un día. Tras el mini concierto, cada una siguió amenizando a su peña.

Sabina y Camela

Cantera hizo un "balance positivo" de estas fiestas. No ha habido incidentes, salvo el problema del botellón en los accesos, sobre el que la federación no puede actuar. En número de visitantes cree que se superará ligeramente las 250.000 personas del año pasado. Los conciertos más multitudinarios han sido el de Joaquín Sabina y el de Camela. Este último abrió la carpa al precio solidario de un euro y los 30.000 euros recaudados se entregaron ayer a cinco organizaciones: La Hermandad del Refugio de Zaragoza, Proyecto Hombre, Aitana García, la Asociación Autismo Aragón y la Fundación Carmen Fernández Céspedes-CEDES. "Antes solo se daba a una asociación pero ahora, en los momentos que corren, hemos preferido repartirlo", dijo Cantera.

Las largas mesas, traídas algunas por las propias peñas, se fueron llenando de coloridos blusones y pañuelos. El cierzo no impidió que la jornada se alargara hasta bien entrada la noche con el maratón de conciertos de los rockeros ejeanos Tako; el grupo tributo a Queen, Dios salve a la Reina; el humor musical de Los Gandules y Capitán Canalla. El broche de oro a ocho días de fiestas.