MÚSICA

'Dies horribilis' en el paseo

Independencia acoge esta noche un festival de DJ¿s y ¿electrónica machaca¿.

Cerrar el paseo de la Independencia, durante todas las fiestas, provocará problemas de circulación seguramente, aunque uno no es ducho en materia de movilidad vial y puede que no sea así. Lo que sí provocará será problemas de ruidos a los vecinos, que este año se van a encontrar con el regalito del ‘cierre total’.


Nunca este firmante entendió el cierre de la arteria principal de la ciudad para meter en ella a rockeros y artista de medio pelo las más de las veces, no digamos a la fiesta que hoy ha preparado Máxima FM. Un puñado de DJs armando ruido a todo bombo, haciendo temblar los cimientos del paseo a base de beats, loops y ritmos machacones. Pobres vecinos de Independencia. ¿No existe otro lugar más apropiado para este tipo de fiesta? En verano, la llevan a los Monegros.


Hay otras formas más refinadas y menos molestas para hacer saber a 'vecinos y foranos', que decía Ramón Sainz de Varanda, que estamos en fiestas. Con chiringuitos, música de calle, titiriteros, marionetas, animación de calle, bandas municipales (¿por qué no recuperar esta vieja tradición?)…, haciendo ‘paseable’ el paseo, se molestaría menos y se ganaría en cosmopolitismo y en certificación de ciudad europea, más ahora que la ciudad anda tras la zanahoria de la capitalidad cultural. Pero no, manda el ruido, la bullanga, los decibelios, el concierto sin comodidad para ver y oír, la Zaragoza 'gusanera', que diría el fallecido Labordeta.


Lo grave es que esto ha ido a más. La primera vez que se cerró el paseo fue en 1979, pero solo durante una noche, para que Fernando Brosed cantara viejos éxitos de los sesenta. Ya hubo polémica entonces, aun cuando todo lo que fuera transgredir costumbres del viejo régimen se daba por bienvenido. La calle para el pueblo, que para eso eran tiempos de consignas marxistas. Luego, se fue añadiendo algún día más para recoger lo mismo a Inmaculate Fools que a Héroes del Silencio, Emilio Aragón o Amaral. Como mucho, dos o tres días de cierre.


Pero ahora, doce días, aunque menos mal -se consolará el vecindario-, la traca musiquera será solo durante tres días. Hoy, no obstante, toca el ‘dies horribilis’.