GIGANTES Y CABEZUDOS

Debajo de los más grandes

Algunos de los miembros de la comparsa llevan 25 años metidos en la piel del mismo personaje.

OLIVER DUCH
Debajo de los más grandes
MUCHO MáS QUE UN EQUIPO.

"Morico el Pilar, se come las sopas y se echa a bailar". Media hora antes de que la Comparsa de Gigantes y Cabezudos de Zaragoza salga del Ayuntamiento, más de un centenar de niños y niñas, acompañados de sus familiares adultos, repiten una y otra vez uno de los estribillos más conocidos de las Fiestas del Pilar. Del centenar se pasa al millar en un abrir y cerrar de ojos. O mejor dicho, en el tiempo que tardan el Rey y la Reina en salir de las dependencias municipales, abriendo el cortejo.


Esta imagen de niños sonrientes y nerviosos y de padres y abuelos retrocediendo a su infancia no es algo excepcional, se repite todos los días. Tal vez esta sea una de las razones por la que algunos de los miembros de la comparsa lleven más de 25 años cargando a sus espaldas "el peso de algunos de los personajes más queridos de las fiestas", apunta Tomás Maz, coordinador de la comparsa desde hace quince años.


Orgullo, satisfacción, responsabilidad y alegría. Estas son las palabras que brotan de los 'portadores' cuando se les pregunta qué se siente debajo de esas enormes figuras, que antiguamente eran de cartón piedra y que hunden sus raíces en la Edad Media.


"Ser cabezudo es mucho más que estar metido debajo de una figura más o menos bonita. Es algo más profundo, una mezcla de responsabilidad y alegría por hacerlo bien, correr detrás de los más valientes, darle la mano a los pequeños y no dejar a nadie sin una foto contigo. Yo sigo sintiendo la misma ilusión que hace 26 años cuando empecé y el día que no la sienta lo dejaré", indica Domingo Carrillo, el alma máter del 'Morico'.


Él fue el encargado, en 1985, de 'reclutar' a una docena de funcionarios, compañeros suyos, porque en aquel momento en la comparsa había bastantes huecos. Aquel mes de octubre su sueño se hizo realidad y pudo meterse en la piel del cabezudo más aclamado. "Fue gracias a un compañero, que me vio tan encaprichado que me lo cedió. Nunca se lo agradeceré lo suficiente porque el Morico es para mí mucho más que un cabezudo", recuerda.


Formar parte de la comparsa no es sencillo. Para poder sacar a la calle estas figuras hay que ser funcionario o interino municipal. "Después hay que ejercer de utillero y aguadores y cargar con las botellas de agua y el resto de la intendencia. Hasta que hay una baja fija o un compañero se pone malo. Entonces, por fin, puedes meterte en la piel de ese personaje que tanto te ha gustado desde niño, aunque siempre empezamos sacando a los gigantes, porque los cabezudos están todavía más demandados", apunta David Olmos.


En el reparto de gigantes Pablo Jesús Portet juega un importante papel. Él es el encargado, desde hace diez años, de sortear el nombre de la pareja de 'afortunados' que el primer día de fiesta sacarán al Rey y la Reina, figuras que se irán rotando durante los nueve días que dura la fiesta. En el caso de los cabezudos no hay sorteo que valga, porque muchos de los portadores llevan 25 años sacando al mismo.


Es el caso de Ricardo Lahuerta, que lleva 25 años sacando a la Pilara. Solo ha fallado una vez, el año pasado, que le operaron de una hernia y no pudo acudir, pero este año ha venido con más ganas que nunca. "Es una parte de mi vida que no cambiaría por nada ni por nadie. Ya formamos parte del paisaje de la ciudad y somos tan famosos que algunos críos nos piden que les firmemos autógrafos en la gorrinera de las peñas o en las caretas. Somos más famosos que Bisbal, porque nosotros ya estábamos aquí antes de que él llegara", afirma divertido.


Las próximas salidas serán hoy, a las 11.00, desde el colegio Gascón y Marín (c/ Jaime Balmes, 1) y mañana, a las 11.00, desde el colegio Santo Domingo (c/La Amistad, 6). El domingo los integrantes de la comparsa cruzarán el río a bordo de la telecabina. Los niños menores de 12 años podrán montar gratis.