feria taurina

La mansedumbre se impone por segundo día

Un nuevo espectáculo desfigurado por la extrema mansedumbre de los toros, imposibilitó el lucimiento de la terna, por segundo día consecutivo en la feria, hoy en Zaragoza.

Curro Díaz, con su segundo toro
La mansedumbre se impone por segundo día consecutivo
EFE

Está siendo la feria de los mansos. No se sabe si la de hoy peor que la del día anterior. Montalvo y Juan Manuel Criado compiten por el premio a lo peor de la bravura. Al menos la de esta tarde no estuvo tanto en el suelo. Pero a fin de cuentas viene a ser lo mismo: corrida infumable, indecentemente mansa.


Toro aparentemente noblón, aunque muy justo de raza y de fuerzas, el primero, que no fue devuelto de milagro. Hubo lances con cierta pinturería de Curro Díaz. Pero cuando tomó la muleta ya quedaba poco toro. A poco que le bajó la mano fue el animal al suelo, obligándole a llevarle siempre a media altura.


Faena en labores de enfermero, en la que sobresalió un cambio por delante de especial encanto y plasticidad. Fue lo único, pues también Curro Díaz, por si no fuera bastante con lo que le costaba al toro, se situó siempre "fuera de cacho", resultando así las embestidas todavía más imposibles.


El cuarto, fuera de combate a partir de un volatín a la salida del segundo puyazo, no obstante, regaló unas pocas arrancadas a principio de faena que vinieron a propiciar lo único interesante en la tarde. La apertura y un par de tandas a derechas.


Hubo ambiente de triunfo, pero duró muy poco. El toro "se rajó" enseguida, ya no pasaba, y la gracia y el aroma de los primeros compases terminaría también difuminándose.


A Leandro le tocó un primer toro, el segundo bis, blando y sin raza, que para mayor inri fue muy mal lidiado. Demasiados capotazos y pasadas en falso en banderillas anularon las posibles embestidas que hubiera tenido en la muleta.


Así que estando también el hombre en cites fuera del toro, descruzado, acabó el toro echándose por su cuenta a mitad del trasteo. Nada que hacer.


El quinto, de la misma mala condición que sus hermanos, sacó también peligro. Un manso que se puso varias veces por delante, con ánimo de coger. Así que Leandro se dio también poca coba con él.


Salvador Vega, que lanceó muy bien a su primero a la verónica, cuajó asimismo un par de tandas a derechas a principio de faena que hicieron presumir algo bueno. Sin embargo, "se rajó" el toro a las primeras de cambio. Igual de mansito que los demás, aunque con algo más de fuerza, se negó por completo por el izquierdo, y acabó también muy a menos por el derecho.


El sexto cantó igualmente la gallina enseguida. Berreón, buscó la querencia, y allí no quiso saber nada. Algún pase aislado, pero que muy aislado, tampoco llegó a despertar esperanzas.


Hay que ir pensando en un premio para la afición zaragozana, que tan estoicamente aguanta este chaparrón de aburrimiento.