Los vecinos de Torralba de Ribota despidieron ayer un intenso fin de semana de actividades en torno a la leyenda de la Virgen de Cigüela. Caballeros, mercaderes, bailarinas e incluso brujas y demonios poblaron las calles. La mayoría de los habitantes no dudaron en vestirse para la ocasión en la séptima edición de las jornadas medievales.

Unos actos que en su origen tuvieron un carácter reivindicativo, ya que el municipio reclamaba con esta iniciativa a la diócesis de Tarazona la entrega del santuario de la Virgen de Cigüela. Una vez que el Obispado se lo cedió, el Ayuntamiento empezó a pedir subvenciones para restaurar el templo, actuación que ya ha comenzado. No obstante, como a los vecinos les encantó la experiencia medieval, esta ha terminado por convertirse en uno de los elementos distintivos del pueblo. Y, además de entretener a grandes y pequeños, sirve para potenciar el atractivo turístico de Torralba de Ribota, como resaltó el alcalde, Alfonso Puertas. El primer edil añadió que el apoyo del Patronato de Turismo de la DPZ les ha ayudado en su objetivo.

Este año hubo 22 puestos y talleres en el mercado. Los visitantes pudieron aprender a trabajar con el vidrio o el cuero y hacer cestas y sillas. La animación callejera, con música, bailes y malabares, se complementó con la práctica de juegos tradicionales aragoneses, como el tiro de la rana y la herradura.

El momento más esperado llegó el sábado con la recreación de la leyenda de la Virgen de Sigüela. Se dice que esta hizo acto de presencia durante la batalla entre los musulmanes que ocupaban Torralba y los cristianos y propició la victoria de los segundos. Pero hubo más representaciones. Sorprendieron la fiesta hechicera a la luz de la luna y la quema de una bruja en plena Inquisición, con la que se cerró ayer por la noche el programa.