HERALDO ABIERTO

Cuando el sol y la sombra marcan las horas

Zaragoza se disponía hace bien poco a presumir del reloj solar más grande del mundo. Su construcción, en Vadorrey, se ha quedado a medias, víctima de las estrecheces presupuestarias. Pero hay otros, dispersos por la ciudad, que merece la pena concoer.

Avenida de Ranillas. El reloj Helios-Selene también da la hora por la noche, aprovechando las sombras creadas por la luz de la luna.
Cuando el sol y la sombra marcan las horas

Están ahí, pero pocos se fijan en ellos. Zaragoza cuenta con varios relojes solares, que, además de dar la hora, labor para la que fueron creados, son singulares objetos decorativos de los espacios urbanos.


Uno de los más antiguos es el del parque de la Granja, junto al Pabellón Príncipe Felipe. Fue construido en 1989 por Rafael Barnola, y hace tres años tuvo que ser restaurado, por los actos vandálicos que había sufrido. Lo que este reloj tiene de especial es su silueta, que de lejos evoca la mitad superior de un arco en tensión.


En la margen izquierda de la ciudad, junto al puente de la Almozara, se encuentra el reloj Helios-Selene. Su estructura de acero inoxidable pasó las fiestas del Pilar del 2009 en el paseo de la Constitución. Cuando terminaron los días festivos, fue trasladado a su emplazamiento actual, en la avenida de Ranillas. Su nombre, que hace referencia al Sol y a la Luna, habla también de su doble función como reloj solar y lunar. De día, la sombra de su gnomon (mástil) se proyecta sobre el interior del aro, y de noche aprovecha las sombras creadas por la luz de la luna.


El Helios-Selene es un diseño de Juan Antonio Ros, al igual que el reloj de sol del Parque del Agua. Situado junto a la noria siria, la sombra de su mástil de casi cuatro metros se proyecta sobre el arco del reloj y sobre el suelo. Fue construido con motivo de la Expo, un acontecimiento al que el reloj brinda su particular homenaje: la sombra del gnomon entra en el agua de un estanque contiguo el 14 de junio, día en que se inauguró la Expo, y se mantiene dentro del agua durante 93 días, lo mismo que duró la muestra.


Un reloj que no marca las horas

Además de estos relojes, existe otro que, tristemente, no cumple su función. Hace un año, se anunció que Zaragoza iba a tener el reloj de sol más grande del mundo, en la explanada anexa al Parque de Oriente. El proyecto, impulsado por el consorcio Expo, incluía la construcción de un parque y una plaza con caminos e inscripciones en las que la sombra del gnomon marcaría las horas, además de las fechas más señaladas del calendario. Se colocó el mástil, de 47 metros, pero a principios de este año el Ayuntamiento reconoció que, por falta de presupuesto, no iba a invertir los 900.000 euros necesarios para acometer la segunda fase. Se dijo que se colocarían unas marcas provisiones en el suelo, para poder leer la hora en el reloj de sol, pero no ha sido así.


Los relojes de sol emplean la sombra arrojada por el gnomon sobre una superficie, en la que aparece una escala que indica la posición del sol en el movimiento diurno. Si el reloj es de tipo ecuatorial, como es el caso del Helios-Selene y el reloj del Parque del Agua, hay que fijarse en la sombra proyectada sobre el mismo reloj. Si es de plano oblicuo, como el del parque de La Granja y el de Vadorrey, habrá que buscar la sombra del gnomon en el suelo. Para deducir la hora oficial exacta, una vez hecha la lectura, hay que sumar una hora si está vigente el horario de invierno o dos horas en el caso del de verano.