CONSUMO

Objetos más perdidos que nunca

El traslado de la oficina de reclamaciones de la calle de Domingo Miral a la comisaría de La Paz ha provocado que se acumule menos material y, también, que menos ¿buscadores¿ se acerquen a recuperar sus pertenencias .

Fina Bordonaba observa algunos de los objetos que se acumulan en las estanterías de la oficina.
Objetos más perdidos que nunca
P. ETURA/APG

Maletas, paraguas, decenas de estampitas de la Virgen del Pilar y hasta un casco de obra llenan las estanterías de la oficina de objetos perdidos, que en noviembre del año pasado fue trasladada de la calle de Domingo Miral a las nuevas dependencias de la Policía Local en La Paz. A pesar de que siguen recibiendo miles de objetos extraviados, la actividad de la oficina ha disminuido en la nueva ubicación. Llega menos material y los usuarios prefieren llamar por teléfono antes de desplazarse hasta el nuevo cuartel y volver a su casa con las manos vacías.

"Es verdad que vienen bastantes cosas menos, pero no se si es por la ubicación de la oficina o porque la gente tiene más cuidado de no perderlas", comenta Fina Bordonaba, que se encarga de este servicio desde hace más de dos décadas. Solo durante el año pasado, la oficina recogió 10.024 objetos, atendió a 47.410 personas -16.400 de forma presencial y 31.010 por teléfono- y envió 7.497 notificaciones. Sin embargo, este año ya se ha notado el descenso del volumen de objetos recibidos, que ha pasado de 5.514 en el primer semestre de 2008 -el último año completo en el que la oficina estuvo en la calle de Domingo Miral- a poco más de 5.000 en el mismo periodo de 2010.

"El año pasado Tuzsa nos traía cajas enormes de cosas que la gente se había dejado en sus vehículos. Ahora llegan cajas igual de grandes, pero llenas hasta la mitad", bromea Bordonaba. Algunos de los objetos más insólitos que esperan a su dueño en las estanterías de esta oficina han llegado precisamente gracias a los despistes de los usuarios del transporte público: madres que se han dejado los carritos de sus bebés, tenistas que han llegado al partido sin su raqueta e incluso un boxeador despistado que olvidó sus guantes.

Junto a Tuzsa, los que más material aportan a la causa son los taxistas. "Ahora es mucho más incómodo para nosotros acercarnos a llevar los objetos que se dejan en los vehículos, pero nuestro reglamento nos obliga a entregarlos en un plazo de 24 horas", asegura José Luis de Torres, vicepresidente de la Asociación de Auto-Taxi de Zaragoza, quien explica que los objetos que más pierden los clientes son las carteras, las llaves y los teléfonos móviles. "La única ventaja de la nueva oficina es que se puede aparcar mucho mejor", asegura De Torres.

Los particulares que entregan objetos perdidos no son demasiado numerosos. "Cuando alguien encuentra algo extraviado, no es necesario que venga hasta aquí. Si se trata de una cartera o unas llaves, lo pueden echar a un buzón de correos. En cualquier otro caso, también tienen la opción de entregárselo a cualquier agente", explica Bordonaba. Además, esta buena acción puede tener un premio al cabo de dos años, cuando la oficina devuelve a los halladores los objetos que no han sido reclamados. Eso sí, siempre que no sean llaves (se destruyen cuando han pasado 45 días desde su pérdida), gafas (si no han sido reclamadas en tres meses van a parar a centros benéficos), teléfonos móviles (pueden tener datos personales) o documentación, material del que se deshacen al cabo de seis meses.

A pesar de que los zaragozanos que han extraviado carteras con documentos personales reciben una notificación en su domicilio, cientos de monederos, carnés de identidad, permisos de conducir y pasaportes esperan la llegada de sus dueños, aunque en muchas ocasiones no se produce nunca. La ropa usada que no ha sido reclamada se dona a la Hermandad del Refugio y los objetos que puedan tener algún uso se entregan a la fundación Federico Ozanam, que los vende en su rastrillo con el objetivo de recaudar fondos para proyectos benéficos. Sin embargo, por la oficina aparecen objetos que irremediablemente acaban en la basura. "En ocasiones nos traen mochilas con ropa mojada o sucia que al cabo de unos días empiezan a oler fatal, por lo que si no vienen a recogerla no se puede aprovechar", afirma Bordonaba.

Consultas telefónicas

Debido a la incomodidad que para muchos zaragozanos supone tener que desplazarse hasta el nuevo cuartel de la Policía Local, en los últimos meses han aumentado las consultas telefónicas. De esta forma, el usuario del servicio puede confirmar si el objeto que busca se encuentra en la oficina antes de presentarse en la ventanilla. Sin embargo, hay gente tan despistada -comenta Fina Bordonaba- que no solo pierde sus objetos, sino que luego llama para reclamarlos y se olvida de pasar a buscarlos.