El Ministerio de Fomento no podrá licitar siquiera este año las obras de desdoblamiento de la carretera de Logroño porque el único tramo que está en redacción, entre Figueruelas y Gallur, no dispondrá de proyecto antes de otoño.

Pese a que los Presupuestos Generales del Estado incluyen una partida de 2,5 millones de euros, que se vendió como suficiente para sacar a concurso las obras, la propia revisión técnica del proyecto impedirá sacarla a concurso aunque hubiera voluntad política. La partida plurianual alarga la conversión de los 28,9 kilómetros de carretera entre Figueruelas y Mallén en la autovía A-68 hasta el año 2013 y estima su coste en más de 95,5 millones de euros. Más de la mitad del presupuesto se ha programado para el último ejercicio.

La redacción del proyecto entre Gallur y Mallén no ha salido aún a concurso, aunque fuentes oficiales del Ministerio de Fomento incidieron en que hay dinero y queda medio año, pero añadieron que aún está por concretar el alcance del recorte inversor.

Si se aplica el criterio expresado por el ministro, José Blanco, hace solo unos días, la construcción de la A-68 quedará aparcada porque es contrario a invertir en autovías donde ya existen autopistas.

Desde la Consejería de Obras Públicas y Transportes de la DGA se insistió ayer en que el desdoblamiento de la A-68 y de la A-2 son "irrenunciables" para la Comunidad, aunque destacaron en que en el caso de que se vieran afectadas por el recorte inversor exigirán la liberalización de los peajes de las autopistas. Lo mismo han exigido los grupos de la oposición.

Esta medida ya fue planteada en su día por el consejero, Alfonso Vicente, quien defendió que se aplicara hasta la inauguración de los desdoblamientos con el objetivo de paliar los graves problemas de tráfico y evitar la siniestralidad. Se ha aplicado solo en parte, y por iniciativa de la DGA, con el pago del peaje en el tramo entre Zaragoza y Gallur para viajes de ida y vuelta en el día.