CALATAYUD

Los bilbilitanos se vuelcan con las Alfonsadas que abrió José Verón

Los vecinos de Calatayud han vuelto a implicarse en la quinta edición de estas fiestas.

José Verón Gormaz fue el encargado de leer ayer el pregón de las Alfonsadas.
Los bilbilitanos se vuelcan con las Alfonsadas que abrió José Verón
JESúS MACIPE

Convertido en caballero medieval con cota de malla sobre la cabeza y los hombros, a pesar del sol que caía de lleno en la plaza de España, José Verón Gormaz abrió ayer las Alfonsadas. El cronista oficial de Calatayud, reconocido fotógrafo y poeta, había preparado un romance acorde con estas fiestas en el que recogió los hechos acaecidos en esta ciudad en 1120, cuando Alfonso I reconquistó la Calat'Ayyub musulmana.


Quiso así rendir homenaje a la poesía del Medievo. "Hoy estamos reunidos en esta histórica plaza para conmemorar los hechos que empezaron con las armas y acabaron con la paz entre las distintas razas", de las que, como también señaló el romancero, aquí quedaron resquicios de tres culturas, la judía, mora y cristiana.


No se olvidó Verón, del pasado romano y celtíbero de los bilbilitanos, ni del Jalón, en torno al cual sus habitantes supieron convivir y especializarse en distintos oficios, o dicho por el poeta en sus versos, "crecer hacia la vida y olvidarse de la espada: artesanos y alarifes, conductores de las aguas, pastores y agricultores, artes varias de las damas, todos bajo el mismo cielo y sobre la misma estancia".


En su romance mencionó los monumentos que se quieren ensalzar con esta celebración medieval y la orografía de la zona "montes de Calatayud, campos de tierra llana, barrancos de alrededor, y ríos de rápidas aguas". Verón animó a los presentes a disfrutar de estos tres días con diversión contenida, "con el corazón latiendo y abierta del todo el alma".


Reconoció el protagonista de la tarde que este nombramiento como Caballero de Honor le rejuvenecía, "yo que ya me estaba considerando un poco mayorcete, verme en estas me ofrece otra visión de la vida", indicó. Destacó que aunque las Alfonsadas sean una representación, le satisfacía ver a tantas culturas juntas, porque vecinos y visitantes se convierten hasta el domingo en almorávides, judíos y cristianos. José Verón, acompañado por su mujer, sus hijos y su nieto, dijo estar preparado para vivir una fiesta que en años anteriores había visto a través del objetivo de su cámara.


Durante el día de hoy la ocupación hotelera alcanza el 80%, porque entre los que llegan, están los grupos de recreacionistas. Es la quinta edición de esta fiesta que la ciudad hizo suya desde el principio. Esto, para la concejal de Turismo, Silvia Acién, viene a demostrar que es "un referente turístico". De hecho se ha incorporado a los atractivos que promociona la ciudad. Además de su carácter festivo, las Alfonsadas nacieron con un carácter reivindicativo. "Aparte de histórica es una reivindicación del patrimonio, así se conoce el casco histórico y podemos solicitar que se vaya recuperando poco a poco", valoró Acién.


No fue mucho el público en el pregón, pero al caer la tarde el bullicio y los pasacalles se apoderaron del centro de la ciudad, donde en las haimas las cuadrillas compartieron y ofrecían a los visitantes algo de cena.


Los pendones, banderas y cintas adornan estos días las calles y fachadas, y en las entradas a la ciudad, las pancartas avisan de lo que hasta el domingo aquí se va encontrar. Una fiesta de calle en la que los bilbilitanos eligen la clase social a la que pertenecen y la religión que profesan. Los distinguirán por su indumentaria, porque unos y otros, como señala la historia que rememoraran, se mezclan.