MERCADO MEDIEVAL

El medievo vuelve a la calle en Pedrola

Un artesano elabora una cesta en uno de los puestos del mercado medieval.
El medievo vuelve a la calle en Pedrola
AYUNTAMIENTO DE PEDROLA

Si alguna vez ha soñado con viajar en el tiempo y vivir en primera persona la Edad Media, no se preocupe. Cada vez más municipios aragoneses organizan actividades en las que por unas horas los ciudadanos pueden respirar el ambiente de la época (eso sí, con las comodidades actuales). Pedrola, una de las localidades veteranas en esta tradición, celebró ayer la IX edición del Mercado Medieval, cita que congregó a centenares de personas.

Alrededor de 70 puestos poblaron los porches de la calle del doctor Rocasolano y la plaza de España, la de la casa consistorial. Los de bisutería, comida y artesanía eran los más comunes. Había comerciantes del municipio y foráneos, como los procedentes de Mourenx, ciudad del sur de Francia hermanada con Pedrola, que ofertaban quesos y foie y promocionaban la zona. Algunos vendedores regresaron del futuro, ya que aparecieron con ropa de niño, camisetas informales y cremas de belleza. ¿Magia o brujería?

El Consistorio y la Casa de Cultura empezaron a organizar el mercado a finales de febrero. Dieron un plazo para las solicitudes y, en la medida de lo posible, eligieron productos que no se repitieran demasiado. El único requisito era que los vendedores fueran ataviados como personas del medievo, así como que los tenderetes estuvieran decorados con ornamentos más o menos fieles a ese periodo histórico.

La mayoría de habitantes llevaban la ropa habitual, aunque se animó algún que otro templario y también se veían campesinos, como el alcalde, José Ángel Zaldívar, que se disfrazó después de oficiar una boda. En el fondo, la vestimenta daba igual, lo importante era disfrutar de una experiencia diferente.

Al mediodía las tabernas estaban muy solicitadas. Una tapita y una cerveza sentaban de maravilla para no pensar tanto en el calor. La Asociación de Mujeres de Pedrola ofrecía 'caviar español' (un pincho de sardinas con tomate), tortilla y vino. Las rosquillas no tenían tanta aceptación a esas horas, pero María Luisa Espeleta, presidenta del colectivo, destacó que por la tarde, con un vasito de moscatel, desaparecerían todas.

La Asociación de Cornetas y Tambores de Arnedo, los gigantes de Pedro y Gallur y los dulzaineros de esa última localidad participaron en un pasacalles (que se repitió por la tarde), acompañados por el grupo de animación Efeyl. Familias enteras disfrutaban, especialmente los niños, que podían hacer luchas de espadas (de plástico). La oferta lúdica se completó con baile, marionetas, juegos, talleres de muñecas de trapo, de madera de boj, de cestería y cuero.

La comida, caldereta de cordero, la preparó el Grupo Pastores para 750 personas. A media tarde, el mercado se llenó de gente. A última hora, tras una actuación, el pueblo volvió a 2010. Sin embargo, la fiesta no acabó: se escenificó una comedia teatral y hubo disco móvil hasta las 4.00. La música ya no era medieval.