"¿Aquí hay entresuelo? ¿Y principal?"

Los 17 pisos (y 457 escalones) del World Trade Center de Zaragoza fueron ayer escenario de una original prueba de resistencia: una carrera vertical reunió a más de 60 atletas, que acabaron el ascenso con la lengua fuera.

Dos de los participantes, en la planta 17, poco antes de alcanzar la meta.
"¿Aquí hay entresuelo? ¿Y principal?"
ESTHER CASAS

Cualquiera que al llegar un día a casa se haya encontrado con la desagradable sorpresa de que no funciona el ascensor debería tomar ejemplo de los sufridos atletas que ayer participaron en una novedosa carrera vertical. Nada de caras de fastidio, ni timbrazos al presidente de la comunidad de vecinos, ni resuello al llegar a cada uno de los descansillos. Con una envidiable predisposición y tras el calentamiento de rigor, más de 60 deportistas emprendieron el ascenso (china-chana) de los 457 escalones de la torre oeste del World Trade Center.

"¡Pero quién demonios inventaría el entresuelo y principal!", bromeaba un corredor, haciendo cálculos (y estiramientos) porque las torres tienen 17 pisos pero 20 plantas, en 83 metros de altura. A su alrededor, podían verse deportistas aficionados (junto a familiares entregados), atletas más veteranos y, también, algún que otro 'agente de la autoridad', que preparaba con esta prueba los próximos juegos europeos de Policías y Bomberos.

"En otras convocatorias, como en Benidorm donde suben 52 pisos, salen todos los corredores de vez y enseguida se ven codazos y empujones. Aquí van saliendo de uno en uno, con un intervalo de 45 segundos entre uno y otro", explicaba ayer Fernando López, de la Asociación para las Naciones Unidas en España (ANUE), organizadora de la prueba. Aún así, y pese al 'fair play', a partir del séptimo comenzaban a verse adelantamientos y 'doblados'. La mayoría de los participantes completó el recorrido en unos cuatro minutos, aunque arriba del todo alguno se despistaba y, por inercia, buscaba más escalones en lugar de correr hacia la meta.

Un 'chip-chivato' en las zapatillas impedía que hubiera trampa ni cartón y, al pisar la alfombra mágica, informaba de los tiempos conseguidos. Así, incluso después de esprines en la línea de meta, Alberto Gómez se llevó la victoria con un increíble registro de 1:48 minutos, mientras que la primera mujer en alcanzar la cima fue Kati Navarro, con 3:20. Huelga decir que no hubo sustos, ni amagos de infarto, ni siquiera esguinces, y que ANUE lleva intención de repetir la cita el año que viene. "La asociación ya organizó en su día la subida a la Torre del Agua, la Carrera del Ebro (con la brigada Castillejos) o la Extrema de Belchite", comenta Jesús Arroyo, director de proyectos de ANUE, que anuncia que en junio -y también con la intención de destinar lo recaudado a proyectos de cooperación- preparan una marcha senderista al ibón de Plan.